Ensalada noruega (patatas cocidas y salmón en conserva)
Creo que Noruega es el país donde peor se come del mundo (sin contar a los países del África negra, pero bueno, allí no se come, los pobres se alimentan de lo que pillan. Yo estuve hace diez años una semana en Gambia y todavía no me he repuesto del asco que pasé), pero los escandinavos son tan listos, que han hecho de la gastronomía la primera industria nacional.
Sus maravillosos fiordos son auténticas despensas de pescado y marisco, no solo de salmón, sino bacalao, skrey, trucha de fiordo, vieiras, cigalas, etc. (pueden ver más en mardenoruega.es , así como miles de recetas muy interesantes, ideadas por el cocinero cantonés de Hong Kong, Hung Fai).
El sábado, comprando un magnífico calamar del Cantábrico, encontré una lata de “Salmón en su jugo”, y puse la maquinaria a rodar (está elaborado de Polonia, hay que joderse, pero es salmón noruego, salmo salar, 100%) .
En estos países escandinavos, como están muy preocupados por su salud alimentaria, han restringido el consumo de productos lácteos (me refiero en la cocina), y han descubierto los beneficios del AOVE, lo cual tiene su gracia, porque esta ensalada aliñada con nata, sería un pastelón.
La receta
Es realmente sencilla y rápida de preparar, pero está muy rica y, en verano, es un plato fresco pero reconstituyente. Incluso barato, porque la lata de 170g., no llega a 3€, así que el plato no llega al euro por ración.
Cocer la patata no tiene más misterio que conocer la variedad y pincharla cuando calculemos que está lista.
Los huevos no se pinchan, pero se ponen en agua fría para que no revienten y, cuando el agua llegue a ebullición, se cuentan ocho minutos. Luego se sumergen en agua con hielo para poder pelarlos. Se pican grueso, y listo.
La cebolla debe cortarse fino, en pluma, que dicen los chilenos, pero también es cuestión de gustos.
En un bol batimos el AOVE con el vinagre, la sal y la pimienta (yo le pongo un chorrito de agua caliente para que emulsione y luego hidrate mejor la patata).
El montaje es cosa de cada uno, desde hacer una cama de rodajas de pata, con la cebolla cortada encima, el salmón y el huevo picado, hasta echarlo todo en un bol y servirlo tal cual en la mesa, lo cual, si vamos a comer en la piscina, conviene tener en cuenta.
Para terminar rocié con los piñones pasados por la sartén con AOVE y eneldo fresco recién picado, por aquello de respetar un poco los sabores de aquellas culturas.
Yo adorné mi plato con media loncha de pan de centeno fermentado, una especie de pumpernickle pero más suave, y le vino muy bien (digo que solo puse así mi plato, porque ya saben que mi chica es celiaca y no puede comer nada que contenga gluten).
Un vino para cada plato
Aparte de la consabida cerveza, que en verano es gloria bendita, si elegimos un vino este ha de ser blanco por narices.
Cada cual puede elegir sus gustos y necesidades, porque todos funcionarán bien, siempre y cuando sean buenos, claro.
Yo elegí el Fulget de Maior de Mendoza, una bodeguita del Val do Salnés, en la localidad de Trabanca, cerca de Carril, que solo elabora albariños de calidad. Este es el más barato, pero muy cuidado, con aromas florales y a manzana madura, justo lo que necesitaba para enmarcar esta ensalada.