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Emparedados integrales de atún con mahonesa

Emparedados integrales de atún con mahonesa
 
Emparedados integrales de atún con mahonesa

Julio 2017

INGREDIENTES 

4 rebanadas de pan artesano integral
1 lechuga
1 lata de bonito del Cantábrico en AOVE
1/4 l de mahonesa

Reconozco que, como decimos por aquí, esto es una “gochada”, pero más infamante aún es el hecho de que, cuando voy por las mañanas a hacer la compra al súper, me compro uno industrial, de esos que se ponen blanduchos en unas horas, pero es una debilidad, y como ya tengo ganado el infierno de los gourmets, pues tira millas.

 
En EE.UU., junto a la manteca de cacahuete, este sándwich, emparedado o como le quieran llamar, es tan popular y apreciado como aquí los pinchos de tortilla de patata, pero bueno, reconozco que es un consuelo muy pobre, porque en las casas norteamericanas, salvo las barbacoas, se come fatal, incluso generalmente cocina prefabricada de esas que se piden por mensajero, como hamburguesas, platos chinos, pizzas..., si acaso ahora, con la sushimanía, se alimentan un poco más sanos.
Advierto que estos emparedados son totalmente personales, porque al llevar mahonesa casera, sobre todo ahora en verano, si los servimos en una merienda de niños o en una cena de póquer, podemos organizar una escabechina que hasta nos puede llevar a la cárcel, porque la salmonelosis no es ninguna broma.
He respetado la palabra atún por aquello de las tradiciones (los yanquís se alimentaron de ellos en la II Guerra Mundial, igual que los españoles de sardinas en aceite), pero en realidad a mí me gusta con bonito asturiano en AOVE o en escabeche, no hay ni color, aunque sí mucho fraude, porque eso que los grandes conserveros llaman “bonito del norte”, en realidad es “yellowfin”, un gran atún que se pesca en el Mar Rojo, frente a las costas de Sudán y Somalia, y que tanta sangre ha derramado por la codicia de algunos armadores y los asaltos de los piratas.
Además de la indiscutible lechuga, se pueden poner otros ingredientes, como huevo duro, cebolla, apio, lonchas de rabanito, olivas negras, etc., pero a mí me gustan así, a pelo, que son más empalagosos.

La receta 

La verdad es que ya está todo dicho, porque es como el mecanismo de un palillo, tan fácil que hasta los niños gringos se los preparan en esas fastuosas cocinas que salen en las películas.
A mí me gusta quitarle los bordes al pan, así es casi más cerdo. Ya se vende pan de molde sin cortezas, pero yo prefiero esos que llaman artesanos de masa madre con semillas. Los parto a la mitad, para que resulten más finos, aunque requiere habilidad.
Preparamos medio litro de mahonesa con abundante limón, unas vueltas de molinillo de pimienta negra y aceite suave, de 0,4º o incluso de maíz, que aún más fino.
En un bol, ponemos la lechuga cortada en juliana y la enjuagamos con abundante agua corriente. Luego se escurre, se seca el bol, se vuelve a poner en él, y se añade el bonito desmigado y la mahonesa que nos apetezca. En este caso usé el bonito que me sobró de la Ensaladilla Spasara, y claro, menuda bomba.
Se unta en ambas caras del pan, se pone sobre otra, y se parte a la mitad, en triángulos o rectángulos.
En Chile, país que se alimenta básicamente de sándwiches y bocadillos, hay una variedad abrumadora, como este de pavo, lechuga y aguacate. Yo me puse ciego.

Un vino para cada plato 

Ni que decir tiene que para una merienda de deliciosos emparedados, hay que recurrir al siempre salvador cava. No muy añejo, mejor uno jovencito con esos aromas frescos a levaduras limpias.

 

Escrito por el (actualizado: 21/08/2017)