Finca de Malpica
Elaborado con tres variedades de uva que han demostrado dar resultados óptimos en ese terruño (Shiraz, Petit Verdot y Merlot), este rosado, cuyo espectacular color fresa brillante augura un auténtico frutero en la copa, que por el contrario es absolutamente seco y hasta con escasos perfumes afrutados, dominando más los frescos herbáceos que incluso recuerdan los vinos base de los grandes champagnes rosados.
Esta seriedad de aromas y su poderosa estructura de acidez, permite una gran diversidad de aplicaciones, desde pescados, hasta arroces y pastas, sobre todo cuando hay salsas complejas como las de nata, tomate o sabores como los del ibérico frito.
El Plato
Pido licencia para hablar de una receta personal porque este no es un libro de cocina de autor (de esos hay legión), pero es que, abriendo una paleta de Maldonado, tomé unas lonchitas del tocino del empiece para perfumar una lubina salvaje que hice a la plancha y, como el resultado fue tan descomunal, pues creo de rigor incluirlo en el mismo.
Dejo a vuesas mercedes el criterio de cambiar a su gusto el citado serránido por truchas u otros peces, pero con esta combinación destacaba el sabor de las lubinas del Cantábrico como nunca antes había percibido, así que rompan la hucha.
A estas alturas creo que huelga decir que los rosados españoles han dejado de ser recursos de fortuna, para convertirse en verdaderos protagonistas de muchas mesas de sabios y he aquí la prueba, porque ni resulta fácil conseguir una lubina salvaje del Cantábrico, ni un jamón de Maldonado resulta baladí. Bien cierto es que ya iba a tiro hecho, ya que en la cata previa este vino nos dejó un recuerdo y una ficha, por todo lo alto y, como con los pescados ya nos habíamos llevado tantos chascos con los blancos, pues apunté directamente a este contundente rosado que se comportó como cabía de esperar, incluso mejor, porque la grasita frita del tocino, hacía que se despertasen algunos afrutados que permanecían dormidos, y el poderoso pero sutil sabor del pescado fresco, no se veía en lo más mínimo eclipsado por ellos, al contrario, se manifestaba realzado por la acidez, ya que lo golosito de esas uvas tan cálidas, vinificadas en rosado, resulta vivo y alegre (creo que es un acierto este coupage y dejarlo en rosado para que no se haga tan empalagoso como lo tintos). Un poco de ensaladilla rusa como guarnición, les va como un guante, al plato y al vino.