El Carteru
Tielve - Cabrales
Tel.: 985 84 59 14
15 € | |
1 sobre 5 | |
En la plaza | |
No cierran | |
No descansan |
Durante el mes de agosto colaboré con mi querida colega, Regina Buitrago, en su programa de Radio Vetusta, y de forma fortuita surgió una nueva clasificación para los restaurantes comentados: los de la Asturias tranquila.
A lo largo de la historia siempre se ha hablado de múltiples Asturias, sidrera, minera, dinamitera, marinera, montuna, fluvial, prerrománica, urbana, monumental, etc., pero la que a mí más me magnetiza es esta otra, la tranquila, la que se aleja del mundanal ruido, sin ciudades ni tráfico, con una escasa vida agropecuaria a punto de desaparecer por la burramia de los políticos que no han entendido todavía la importancia de aquella economía ecológica y sostenible de la que hablé en el artículo “Esto es la leche” y que sigue promocionando la desertización de nuestro medio rural.
Acompañando a mi querido el Dr. Fabré, compañero de estudios de antropología culinaria, y a su deliciosa esposa, Reina, un día subimos hasta Tresviso (les aconsejo que se queden en Sotres, porque el último tramo, para ver un futuro pueblo reconstruido en plan tirolés, no me merece la pena), pero comimos en Tielve.
Fue casualidad.
Recordaba este barín de mi viaje con las súperestrellas del periodismo turístico, Jane Kramer y Claudia Roden, donde tomamos un delicioso Cabrales casero y una buena sidra, así que decidí repetir el piscolabis.
Ahora (me imagino que será solo en verano), habían puesto una terraza muy mona y, el aperitivo que habíamos pensado hacer, se convirtió en comida de cuchara y tenedor.
De primero el queso que ven en la foto, impecable, antológico, perfecto. Un Cabrales de concurso, sin rastro de infiltraciones de penicilium, con picotazos minúsculos y uniformes, en su punto de sal, friable al corte pero untuoso bajo en cuchillo, inolvidable (tanto lo alabamos, que al final la dueña nos obsequió un trozo para seguir dale que te pego en casa).
De primero, Eloina, la hija de los dueños y actual cabeza del negocio, nos ofreció una modernidad de su cosecha: Tortos de maíz con cebolla confitada, manzana y cabrales. Me recordó mucho una creación de Nacho Manzano, el de Casa Marcial, pero estos estaban realmente mejores, con los sabores más naturales y por tanto más marcados. Realmente remarcables. Ojalá los mantengan durante todo el año porque pueden hacerse famosos.
De segundo ya entramos a saco en la cocina de Esperanza, el alma de la casa, con una fabada al estila oriental, o sea, con el caldín más bien cremoso, como nos gusta a los de allí, aunque para los de Lugones sea un sacrilegio.
Para terminar un cabrito guisado a la antigua usanza, con patatinos y salsita para mojar, la otra especialidad de la casa. Terrible, inmenso. Mi querido Miquel, defensor del refrán catalán “Reventar antes que sobre”, a punto estuvo de tener que recurrir a algún colega porque le rondó la apoplejía, porque no lo he dicho, pero las raciones eran como aquellas de los tiempos de El Caudillo, de cuando los madrileños venían a Asturias a hacer acopio de kilos para el resto del año, como en La Montanera, porque en una semana podían engordar diez kilos a precio de rancho.
Todo delicioso, pero lo más sublime era el sitio. Un mirador hacia el valle que desciende hasta Poncebos, con interminables picachos que nos hacen sentir pequeñinos como renacuajos ante semejante majestuosidad.
El gallo de la foto estaba a su bola y no molestó para nada en toda la comida, hasta el final, en que se despidió a su manera. No pregunté por su porvenir, aunque es bastante deducible. Habrá que estar al loro, porque guisado igual que el cabritín, va estar de muerte.
Por cierto, para no dejar nada en el tintero. El cabeza de familia es Aurelio, El Carteru de Tielve, de ahí el nombre del local.
¡Ah! Una observación: en invierno todo esto ha de ser por encargo, porque por allí no se pierde mucha gente, aunque Eloina tiene tres casas de turismo rural y desayunarse con pan de leña, mantequilla casera y contemplando como levanta la bruma matutina por los Picos de Europa, tampoco es broma. Tienen web: picosrural.com