Restaurante El Paseín
C/ Doctor Braulio Busto, 4
Candás, Carreño, Asturias.
Teléfono 985 872 525.
40 € | |
3 sobre 5 | |
Fatal | |
1º semana de Junio | |
Domingo noche y lunes |
Ya que hablamos de calderetas, pues habrá que decir donde podemos comer una de confianza, así que les proponemos El Paseín, un coqueto restaurante, muy popular por su barra vinoteca, y que está en el corazón de Candás, en el Paseín, claro.
Belén y Ángel tuvieron una mala experiencia en Gijón, en una súper sidrería que ofrecía cada día los mejores pescados y mariscos que salían del Cabo Peñas, La Parra, pero aquel trajín casi acaba con ambos, así que plegaron velas y volvieron a su puerto de origen, Candás, con un buque más a su medida, unos cincuenta pies de eslora, lo justo para poder ser manejado por la pareja y algún grumete de confianza, pero sin tropa que se coma todo el rancho.
Es un local coqueto, sencillo, con decoración marinera pero sencilla, limpia, sin barroquismo, casi minimalista, y que resulta muy agradable porque cuenta con un gran ventanal hacia el Paseín que lo inunda de luz natural.
Hay que atravesar el bar, que siempre está de bote en bote, pero pasado el escollo, reina la calma (no hay televisores ¡qué gusto!).
La cocina de Belén es absolutamente marinera y tiene la buena costumbre de dejar los pescados y mariscos al punto, casi tirando a poco hechos, como a mí me gusta, y si no miren estos berberechos, casi crudos, pero con un aceitín que sabe a Gloria.
En el menú de La Caldereta, incluye un entrante, que ese día eran los berberechos de la foto y una ensalada de centollo que no pude fotografiar porque me la comí. Deliciosa.
Y la Caldereta ¡qué caldereta!
No esperen sabores fuertes, porque Belén respeta los sabores del pescado, que este día eran chopa y rodaballo, así que, como para cargárselos con tomates de bote.
Conviene apuntar que la caldereta es casi como una sopa, no como las zarzuelas que son más secas, o sea, sin caldo. Este plato es de cuchara, de hecho, mi acompañante, tuvo la excelente idea de limpiar el pescado de pieles y espinas y regarlo con el caldo, con lo que se preparó una sopa Bouillavesa candasina de espatarrar. Yo, como estaba obcecado en comer una pinza sin ponerme perdida la camisa, sin éxito, claro, pues me perdí la jugada, pero se la aconsejo vivamente.
He colgado esta foto del caldero para que vean lo que les cuento, aunque he de pedir disculpas porque la mesa en que estábamos tenía muy poca luz y yo con el flash soy un desastre.
Como es lógico, déjense aconsejar por Angelín, porque si no hay caldereta (cuando no están en jornadas, hay que encargarla), él es pescador y candasín, así que sabe lo que hay que comprar cada día, que será lo que nos aconseje. Tiro fijo.