Patatas fritas en cerilla
En realidad no es una receta si no un tipo de corte, pero no había colgado ninguna receta de patatas fritas convencionales, pues decidí aprovechar la ocasión para enmendar el olvido.
Hoy día, en hostelería y cada vez en más cocinas domésticas, se usa una herramienta que llamamos mandolina y que nos permite cortar las patatas de forma regular, todas iguales, desde las tradicionales a la francesa, hasta las sofisticadas chips o a la inglesa. En la posición mínima, obtendremos este corte, porque para hacer patatas paja hay que usar otro artilugio, aunque en muchos sitios llamen paja a estas cerilla.
Elaboración
Empezamos por preparar las cerillas, para ello, pelamos las patatas, las lavamos y las cortamos con el pase más fino de la mandolina. Se vuelven a lavar para quitar el exceso de almidón, y se escurren lo más posible, incluso se pueden secar con papel de cocina. Se salan y se reservan, de este modo, la sal sacará la sal de las patatas.
Ponemos al fuego una sartén con abundante AOVE y, antes de que coja temperatura, añadimos las cerillas. Esta forma tan poco ortodoxa hace que, mientras el aceite se calienta, que será rápido, todo el agua se evaporará, consiguiendo que luego estén crujientes y, sobre todo, porque no salpicamos aceite por la encimera.
Luego se prosigue de forma convencional, o sea, se sacan con una espumadera de alambre para escurrirlas bien, y se pasan a papel absorbente.
Se pueden servir en una gran fuente en medio de la mesa, lo que supone un espectáculo, o directamente en cada plato.