Patatas asadas con bacon.
Vista así esta guarnición, cualquiera diría que es una simpleza, que lo es en cuanto a su elaboración, pero yo las serví en la receta de Filetes de rodaballo en su propio fumet, con puré de brócoli, y alucinamos de lo ricas que estaban.
No debemos confundirlas con las Patatas Hasselback, otra golosina, pero más complicada de preparar, aunque en ambas, lo más puñetero es realizar los cortes bien paralelos y del mismo grosor.
Yo compré un invento muy mono para tal menester, pero había que llamar a Schwarzeneggerpara usarlo, así que potro gadget para el desván.
ELABORACIÓN
Ya he apuntado que lo más difícil es cortar esas láminas que ven en la foto, y meterse en zarzales como yo hice al querer hacerlo más fácil cociéndolas en una sartén. Cuando quise verlas, todo el caldo era como una costra de petroleo sólido, y menos mal que lo cogí a tiempo, que si no, igual sale ardiendo la casa.
En una bandejita de horno (hay algunas de porcelana muy monas que pueden incluso llevarse a la mesa), ponemos un fondillo de AOVE y encima las patatas cortadas, a ser posible, encajándolas unas con otras y salpimentando al gusto.
Ponemos una taza de vino blanco y otra de caldo.
En una sartén, freímos el bacon cortado en tiras hasta que se tuesten ligeramente y así, las repartimos por las láminas de patate.
Llevamos a horno medio, unos 180ºC, durante un cuarto de hora, momento en que comprobaremos si están blanditas. Si en algún momento, vemos que se tuestan mucho, deben regarse con el caldo del fondo.
Para servir, se pueden adornar con unas hojas picadas, según el plato que vayan a acompañar, como albahaca para aves, comino para pescados, orégano para platos con salsa de tomate, tomillo para caza, cilantro para recetas sudamericanas o eneldo para el salmón.