Piquillos rellenos de bonito
En el libro que acabo de publicar, Un Vino para cada pincho, pongo este aperitivo tan frecuente hoy día, pero que hace años, cuando esta variedad de pimientos apenas si se conocía fuera de La Rioja, nos sorprendía en las barras de Bilbao y San Sebastián.
No se me ocurrió que a nadie le interesase mi receta, porque es como bastante obvia, sobre todo cuando en el texto comento que es una mahonesa de bonito en conserva, pero me han escrito algunos lectores pidiéndome explicaciones, así que aquí van.
En primer lugar, y aunque en el libro lo explico bien, en el título especifico que sean piquillos de Pedro Luis ¿Porqué? Sencillamente porque esa marca garantiza no solo una manipulación artesanal, sino una procedencia de cultivo ecológico y D.O. Pimiento de Lodosa, porque la mayoría de los que se venden actualmente vienen de China y Chile, sin la menos garantía de elaboración y unas calidades que en algunos casos se pueden considerar deplorables.
Y ya puestos, pues elijamos también otra marca de garantía para el bonito, porque entre uno de esos que pescan entre cañonazos en el Mar Rojo y los del Cantábrico, pues qué les voy a contar. Yo uso siempre el de Agromar porque conozco la fábrica, sé lo que compran y sé como lo trabajan.
La receta
En realidad esto no es una receta sino un montaje, una de esas cosas que tanto gustan ahora en la hostelería.
Picamos la cebolla muy finita y en trocitos diminutos.
Hacemos lo mismo con el huevo.
Desmenuzamos a mano el bonito y lo juntamos todo en un gran bol.
Se remueve todo un poco y se le añade la mahonesa. Como esta receta es para hacer en casa, pues nos saltamos la prohibición y hacemos la salsa en casa, es un momento y cambia por completo el sabor del pincho.
Con esta farsa rellenamos los pimientos, los cruzamos con un palillo como se ve en la foto con el fin de que no se desparramen, y listo
Un vino para cada pincho
Volviendo al libro, para este pincho escogí un vino de uva Gewürztraminer, el Viñas del Vero, un blanco muy perfumado pero sin cosas raras, porque un vecino suyo, Enate, elabora uno al que no sé qué le echarán, pero es un drama tenerlo en la mesa. Como esto es un aperitivo, pues si empezamos con este vino lo mejor es seguir con él, así que el menú debe acompañar. Yo abogaría por un Lacón con grelos, otro buen compañero de esta uva.