Terneras condenadas

Pena de muerte 

Hace unos dos mil años a un señor llamado Herodes, rey de los judíos a la sazón, un soplón le dió el chivatazo de que iba a venir al mundo un crío que le iba a poner el trono por sombrero y para curarse en salud, no se le ocurrió nada mejor que cortar por lo sano y mandó degollar a todos los bebés de Galilea.

Veinte siglos después, a sus colegas europeos, como en estos tiempos eso de descuartizar niños está políticamente muy mal visto, pues han decidido correrse otra juerga haciendo lo propio con las inocentes ternerinas.

Las acusan de locura, lo cual es absurdo porque todo el mundo sabe que las vacas son los animales mas sensatos y cuerdos que ollan Europa, pero con tal calumnia están justificando una masacre como ni el Santo Oficio hubiera soñado perpetrar.
De hecho he oido rumores de que el inquisidor Torquemada anda como loco por el infierno rogándole al diablo un fin de semana libre para disfrutar de las hogueras depurativas que sus descendientes están montando.
- Pero hombre Belfegor, suplicaba el exdominico al demonio, si hasta a los violadores les dejan salir el fin de semana de la carcel para desfogarse un poco. Una hoguerita nada mas para recordar los viejos tiempos y vuelvo, te lo juro.
- Nada, nada. Venga, a la caldera y no me des mas la lata.

Parece ser que todo el lío este lo empezó la C.I.A. cuando la U.E. vetó la carne gringa argumentando que criaban sus xatinos con piensos al Clembuterol. A partir de ahí empezaron a palmar europeos como chinches por sobredosis de anabolizantes.

Luego llegó la E.E.B. a Inglaterra y de nuevo el resto de la U.E. cerró sus puertas a las carnes de la Reina Isabel y claro, los compis de James Bond, que también saben gastárselas como sus coleguillas yanquis, pues dijeron «No quereis vacas locas, pues vais a tener ración y media», y así estamos.

Pero todo esto es mentira, ni el Clembuterol es malo (que se lo pregunten a los toman Ventolín), ni el hallazgo de priones en el sistema nervioso implica una encefalopatía (es normal que anden por ahí), ni la EEB es contagiosa (no se trata de ningún virus si no de un mal provocado por una proteina que funciona desordenadamente y que en algunos casos, no siempre, puede provocar esa patología), ni el índice de riesgo por comer una vaca loca es valorable (no sé cuantos habitantes tiene Europa, pero muchos, seguro que mas de doscientos millones de comedores de ternera, y en diez años no han muerto ni cien supuestamente por esta movida, y encima uno de ellos era vegetariano, o sea que el médico que lo metió en paquete se lució).

Lo que sí habrá que ver es cuantos ganaderos o comerciantes se van a volar los sesos al verse arruinados por esta juerga.
De momento en Asturias, donde es público y notorio que tenemos las vaquinas mas guapas y sensatas de la Tierra, ya hay algunos paisanos que andan con la fesoria al llombu dispuestos a curar para siempre algún político de estos que quieren quemarle sus xatinos.

Cuando pase el tiempo se verá de qué iba todo esto. En su día a Herodes el tiro le salió por la culata y el rapacín aquel, Jesucristo, armó la de Dios y a sus coetáneos, les dedicó la fiesta de los Santos Inocentes. Quizás algún día, cuando se pase esta incocentada, también se les dedique una fiesta a las pobres vaquinas incineradas.

De momento creo que lo mas recomendable es aprovechar la coyuntura del exceso de controles que se están haciendo que nos garantiza la mas absoluta higiene alimentaria, y ponernos ciegos de Steack Tartar, de mollejas, de sesitos a la romana y de todas esas golosinas gastronómicas.

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