Abadía de San Campio 2012
Bodega Terras Gauda
www.terrasgauda.com
D.O.: Rías Baixas
Uvas: 100% albariño
Crianza: No
PVP: 10€
Extracto del libro Un vino para cada pincho, maridajes de la Cocina Canalla.
Hay mucha gente que pide un Terras Gauda considerándolo como un albariño, pero no lo es porque lleva otras uvas, así que está amparado por la D.O. Rías Baixas, pero no es un monovarietal.
El albariño es este, el Abadía de San Campio, un delicioso vino de O Rosal que acaba de cambiar de imagen de la mano del diseñador alemánSebastian Büsching.
Hay controversia, pero a mí me hace mucha gracia el dibujo del marinero en camiseta, sobre todo porque le pega mucho al vino ya que es un albariño muy alegre y desenfadado, sin pretensiones, pero toda la calidad que garantiza esta bodega.
Es un vino sedoso, casi glicérico, pero sobre todo destaca esa frescura que le aporta el salitre marino del vecino Atlántico.
Hay aromas francos de frutos blancos (manzana verde) y cítricos (pomelo amarillo y algo de piña), incluso alguna hierba anisada como el hinojo y algún toque balsámico, pero todo muy armónico y sin excesos.
Patatas con alioli
Reconozco que hasta yo, que no tengo vergüenza alguna, siento cierto rubor cuando pido una ración de patatas con alioli en un bar, porque es la tapa más barata y más gocha del repertorio, pero es que me encantan.
Desgraciadamente hay pocos bares fuera de Madrid donde las preparen como Dios manda, y no sé tan siquiera si en Cava Baja seguirán preparándolas con patata cocida y alioli casero, o también habrán recurrido a usar las patatas fritas de guarnición de todos los platos a la que echan un chorro de salsa de bote y a correr.
Es una pena porque semejante engrudo es realmente dañino para la salud, mientras que las auténticas, salvo por las calorías, hidratos de carbono y la peste a ajo que nos queda en la boca, son de lo más sano.
Maridaje
Ya cité las diferencias entre unas patatas como Dios manda y lo que sirven en la mayoría de los chiringuitos, así que aquí me refiero a las primeras, a las que preparo en mi casa y que antes se servían por doquier, para las otras solo sirve el bicarbonato.
La verdad es que dicho así parece una ordinariez, porque lo es, pero les aseguro que es una gozada.
Si en un bar pedimos una de alioli y una botella de este albariño nos mirarán como si bajáramos de un Rolls llevando pantalones vaqueros, pero lo cierto es que, después de recrearnos con el ajito y el perejil y empapuzarnos con las patatas y la mahonesa, un traguito de afrutado y fresco albariño es una bendición.
El maridaje es tan especial, que merece la pena pedir el resto de tapas acorde con el vino, tipo boquerones en vinagre, salpicón de marisco, huevas con vinagreta, etc.