Restaurante Peñalba

Durante muchos años el Peñalba significó el no va más del Occidente asturiano, tanto por la calidad de sus mariscos y pescados, como por los sartenazos que arreaban en cada factura. Hoy, en periodo de transición generacional, mantiene la calidad pero limita las dolorosas..., un poco.

Después de una larga estancia en Nueva York, la vuelta de Avelino hijo, Avelinín, ha supuesto una revolución en esta casa, postres elegantes y sofisticados, una de las mejores cartas de vinos de España, nueva imagen de instalaciones, etc., pero la que sigue llevando el timón es la madre, Fina, y eso son palabras mayores.

Tantos años de lucha y sacrificio marcan carácter (yo la he visto cocinar casi ciega por una enfermedad que tuvo, y se negó a abandonar los fogones, abrasándose manos y brazos en cada servicio) y ahora no entiende porqué debe cambiar unos hábitos gracias a los cuales han pasado por su casa grandes personalidades, además de amasar una importante fortuna.

Un día riñen y otro hacen las paces, pero padre, madre e hijo, siguen manteniendo una calidad excepcional en una oferta de cocina clásica marinera, de altos vuelos, eso sí, ahora completada por algunas entradas de corte europeo y unos postres realmente interesantes.

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