Restaurante Casa Consuelo

Si quiere usted, querido lector, sacudirse de encima ese tópico de que en los restaurantes de carretera se come de rancho, visite esta casa y así cada vez que lo vuelva a oir, podrá contestar aquello de: “Si tú supieras...”.

Era mi intención incluir este comedor en el apartado de Casas de comidas porque esa es la sensación que percibo en cada uno de sus platos, pero dadas la capacidad y decoración de sus comedores, sería dar una falsa imagen, ya que uno se espera las cuatro mesitas, el aparador y la señora que nos dice qué guiso preparó esa mañana.

A pesar de sus dimensiones, aquí vamos a probar recetas cuidadas, platos sabrosos, contundentes, de esos que se recuerdan durante años, haciéndosenos la boca agua cada vez que intentamos contarles a algún amigo lo deliciosa que estaba la tortilla de merluza, las verdinas con marisco, el-pote, o ese descomunal rodaballo que se ruló el día antes en el vecino puerto de Luarca.

Pero Álvaro también prepara alguna delicatessen, no de nueva cocina, pero sí recetas sorprendentes, como su tarrina de hígado de oca al Armagnac con trufas.

Para los aficionados a los grandes reservas, esta casa dispone de una bodega alucinante y a precios increíbles.

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