Pataca de Galicia
Parece sorprendente pero la última vez que dije que las patatas no eran un producto genuinamente gallego síno un artículo de reciente importación a nuestra gastronomía, hubo quién hasta casi llegó a insultarme y a tildarme de antigalleguista y boicoteador de eso que han dado en llamar pomposamente "productos agroalimentários gallegos de calidad", que nadie sabe en donde se encuentra la calidad porque no tienen el menor rasgo diferenciador de tipicidad o de elaboración, y en los que la Xunta se está gastando una fortuna espeluznante en anunciar a bombo y platillo.
Las patatas, aunque les pese a los galleguistas xenófobos, llegó a Galicia en 1576 para ser probado su cultivo en el huerto botánico del monasterio de Herbón, en Padrón, provincia de A Coruña, y aunque durante algún tiempo se conservó como planta ornamental, nadie se atrevió a comer el orondo tubérculo hasta que las hambrunas que provocó la terrible pelagra a finales del siglo XVIII, obligaron a los campesinos a engullir lo que pillaban en su camino, incluidas las patatas que habían sido traídas a principios de siglo por los ingleses como alimento forrajero para la cría de los cerdos.
Un documento fechado en 1771 en la mariña lucense dice textualmente: "no tienen estimación, ni personas de conveniencia las gastaron para su alimento sino para la ceba de puercos".
Quiero con ello decir que conviene saber un poco de eso que podríamos llamar historia gastronómica, y que en realidad no es más que nuestra auténtica historia social, antes de engalanar nuestro estandarte con productos que en realidad no se empezaron a consumir en nuestra tierra de forma habitual hasta mediados o finales del siglo pasado, es decir anteayer.
No por ello es que haya que renunciar a disfrutar de su blanca, golosa y carnosa pulpa, o a prescindir de sus funciones alimentícias y de sus propiedades gastronómicas, no, en absoluto, pero de ahí a convertirlas en la insignia de la mesa gallega, creo que hay un buen trecho.
En la declaración de principios de ese invento de la consellería de Agricultura llamado: denominación "Producto Galego de Calidade", en su apartado "Objetivos", dice: 1º Proteger productos típicamente gallegos y 2º Tipificar y fomentar su producción e industrialización.
En el producto "Pataca de Galicia", la variedad reconocida y obligada es la "Kennebec", que como su propio nombre indica, es genuinamente gallega de toda la vida.
A raíz de este artículo, recibí varias cartas de protesta, una de ellas la conservo con todo cariño porque aquel individuo afirmaba que, según su tía Veneranda, había sido su abuelo, un tal señor Cazón, quién había traido las patatas a Galicia, y que en realidad, la variedad Kennebec, era la allí llamaba cazona (por su abuelo), porque el suelo de A Terra Chá, cambiaba su fisiología, lo que demostraba que yo solo decía "paparruchadas".
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