Palacio de Otazu

Un claro ejemplo de como la uva Chardonnay se ha desarrollado en Navarra dando unos vinos que, estando claramente en la linea de los chablis, sin embargo desarrollan una personalidad propia, mucho más mineral, más marcada, como más viril, aunque hoy día este término resulte casi ofensivo.

Probé este vino cuando la bodega se presentó en sociedad en el Teatro Real de Madrid. Todos quedamos encantados del acto, de los vinos, de las fotos de las instalaciones, de los anfitriones, de todo, pero entre que el menú hizo poco por el vino, que la comercial metió otras bodegas en la fiesta y que nos pusimos ciegos de champagne, al final nos fuimos tan contentos pero sin valorar lo que habíamos probado.

Posteriormente, en el restaurante Puerta Nueva, Sergio nos preparó un menú degustación en que el vino blanco era este y cuando quiso cambiar al tinto, todos nos negamos porque nos habíamos enamorado hasta tal punto que preferimos seguir con él hasta el postre y acertamos, porque con la carne estaba aún mejor que con el pescado.

A pesar de sus potentes aromas a mantequilla, avellana, ahumados, fruta exóticas, etc., el vino es dócil, sedoso, fresco y tan equilibrado, que no destroza pescados finos como este.