Fransola 2003
Blanco fermentado en barrica y con crianza
Bodega Miguel Torres
Bodega Miguel Torres
Parece que la estandarización de los productos Torres empieza a cansar a la crítica especializada y así este delicioso vino empieza a desaparecer de los podiums y cuadros de honor, pero sigue siendo una delicia.
Yo mismo he criticado el hecho de que, año tras año, viniera como viniese la cosecha, Fransola siguiera impertubablemente siendo igual de bueno.
No hay duda de que los enólogos de Torres son unos virtuosos, pero esto raya con la divinidad.
A pesar de los pesares, mi labor no es meter las narices en las levaduras que usan o dejan de usar los bodegueros, si no seleccionar los vinos que más me han gustado para contarles como son y este sigue estando colosal.
Con esas ya familiares frutas tropicales sobremaduras que la fermentación y posterior crianza en roble americano afinan, aportando un amargor y estructura que los copiadores de Rueda deberían tener en cuenta (desde hace cinco o seis años en Rueda se hacen varios vinos que saben a Fransola, qué curioso).
Les recomiendo la cosecha 2003 porque este vino en botella gana complejidad y personalidad, separándose de los “otros fransolas de Rueda”.
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Asturias está perdiendo su tradición de masas, ya sean empanadas, quiches, hojaldres o terrinas, una verdadera pena porque esa era una de las más brillantes columnas de la alta cocina burguesa astur. Pero todavía podemos encontrar alguna, como la de merluza del Sport. Este vino es demasiado potente para un pescado, pero en empanada la cosa cambia y si encuentran algún volován relleno de bechamel con setas y marisco, la cuenta.