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Gutián, Godello sobre lías

 

Publicado en el diario El Comercio en el año 1998

 
Cuesta trabajo creer que en España aun queden consumidores tan necios que pongan en duda la calidad de los blancos, cuando nuestras bodegas han llegado a elabora productos tan gloriosos como este.
El vino es de una complejidad que requiere un análisis prolongado para lograr extraer toda su carga de aromas y sabores, pero de mano, a la primera olida y primer sorbo, hasta el mas torpe bebedor queda atónito por la cantidad de matices que recibe.
Recién servido huele a pétalos de rosa secos, un recuerdo a monda de manzana, y detrás, un poco mas tarde, unos balsámicos que me sugirieron las agujas del pino (o sea, a pinar, pero no resinoso).
En boca resulta tan glicérico que evoca la mantequilla como en los mejores chablis, pero estando bien fresco, aparece una acidez, en la línea del pomelo, que sale para estimular la boca y el contraste resulta de lo mas alegre y con gran sensación de estructura.
La retronasal y persistencia son muy complejas porque vuelven los balsámicos, pero no los convencionales, si no como a caoba o madera de sándalo. Nada que recuerde a la barrica de roble, ni a tostados, deben ser aromas propios de las lías.
Debe tomarse frío para realzar su estructura y atenuar esos balsámicos que, con algún tiempo de botella, pienso que se dulcificarán.
 

 

Escrito por el (actualizado: 30/09/2009)