Restaurante Casa Morán

A la vista de la gran reforma que hicieron hace un par de años (incluyendo un precioso comedor acristalado en el jardín), cualquiera podría pensar que el carácter casero de este clásico establecimiento podría haberse modificado, pero cuando Rosita nos cuenta lo que hay de menú, vemos que todo sigue como hace cincuenta años ... y que siga.

• –Fabada, pote y cocido.
• –¿Y de segundo?
• –Empiecen por el primero y luego ya veremos.” Rosita nos confesó, casi ruborizándose, que hace unos diez o doce años cerraron una semana para ir a Fátima.
• –Tengo setenta años, soy la más joven de todas, pero llevo cincuenta y cinco años haciendo todos los días lo mismo y empiezo a estar cansada.

¿Les sirven a ustedes, queridos lectores, estas conversaciones que narro, para comprender el aire que se respira en esta casa?
No soy amigo de estadísticas, pero si llevan cincuenta y cinco años haciendo la misma fabada, después de más de 20.000 potas, estoy seguro que saben hasta cómo puede influir la luna en su resultado, por eso no hay el menor índice de riesgo: su comida siempre está deliciosa.
Para muchos asturianos su pote es el mejor del Principado, sobre todo si se acompaña con “probe”, una variante del boronchu, pantrucu, emberzao, fariñón o como se quiera llamar a esa masa de sangre, cebolla y harina de maíz que se acostumbra a preparar por el Oriente y que cada cual llama a su manera, aunque algunos protestan si se llama pantrucu al pantruque.
Tanto monta, monta tanto como su fabada, o como un atómico arroz con leche que supera otros de postín; pero si ese día han hecho tarta de queso, no se la pierdan.


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