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Kashrut

Guiso de cordero con alcachofas
 
Guiso de cordero con alcachofas
Diario El Comercio año 2000.
 

Estamos en la semana de Pascua, el Pesah, la gran fiesta religiosa del mundo occidental (lo de Semana Santa solo se celebra en España y algo en Italia), y cuyo origen es la conmemoración de la huida de Egipto, la liberación del pueblo judío, días en que la alimentación juega un papel fundamental.

Para mantener el cuerpo kasher, es decir en estado limpio, hay que seguir los consejos del Kashrut, porque en él se marcan las pautas de como deben prepararse los alimentos, desde la selección, sacrificio y despiece de los animales, hasta el modo en que se puede cocinar o comer este, sin contaminar nuestro cuerpo, y consiguientemente nuestro espíritu.

Hay productos que son pareve (neutros), como las frutas, verduras, aceites, margarinas, incluso los huevos, siempre y cuando se haya comprobado que en su yema no haya rastro de sangre, lo que indicaría que ha sido fecundado.

La carne y la leche no deben nunca acercarse, porque el Deuteronomio advierte: «No cocerás cabrito en la leche de su madre», así en una comida no habrá derivados lácteos hasta seis horas después de haber probado la carne.

Esta a su vez habrá sido preparada por un Shojet, una especie de cura-carnicero que se conoce al dedillo las leyes de la Torá, y sabe degollar al animal de un solo tajo y tan limpiamente, que antes de saber qué pinta en aquel sitio, ya se ha ido al otro mundo.

Luego viene una larga preparación para extraer hasta la última gota de sangre, ya que el hombre no debe probarla, y así, por ejemplo el hígado, debe lavarse varias veces, quedar sumergido durante una hora en agua fría, luego cubrirse sal (para extraer los jugos sanguinolientos), y luego volver a lavarse hasta que suelte ni rastro de líquido rojizo.

También el Shojet debe retirar las venas para que esa pieza sea kasher, por lo que buena parte del animal debe despreciarse al encarecer la mano de obra tanto el precio final, que no merece la pena su comercialización.

Los peces son pareve, o sea neutros, por lo que no necesitan tratamiento kasher, pero siempre y cuando sus cuerpos vayan cubiertos de escamas y tengan aletas, por lo que hay que rechazar golosinas tales como los mariscos, crustaceos, angulas, pixín, lenguados, rodaballos, incluso el esturión, y en consecuencia, el caviar.

¡Y por aquí sí que no paso!

Lo de consumir alimentos manufacturados kasher me parece muy bien, porque es una garantía de que no llevan porquerías de esas con que suelen fabricarse la mayoría de los productos precocinados, pero de ahí a renunciar al caviar, a las almejas a la marinera de Angelita (El Zagal, Gijón), al pixín de Josito (el Rompeolas, Tazones), o a las anguilas al ajillo de Ramonín (Los Arcos, Cangas), eso sí que no.

Acepto que lo que comer sangre es una porquería, y hasta cuando me regalo con una morcilla de Burgos bien crujiente en el Asador de Aranda, o con la delicada de puerros que llevan las judías rojas de El Candil, me siento un poco culpable, algo así como sucio por seguir el satánico culto de Moloc, pero ¿anatemizarse por chupar una inocente andarica?

¡ Hombre, por Dios!

Tampoco hay que pasarse, que estamos en el 2000, y ya se ha descubierto que el colesterol de las sardinas es HDL y por tanto bueno para rebajar el LDL, y ya sabemos lo que duele la gota, pero una centollina de Luarca, de vez en cuando, no creo que sea como para poner el grito en el cielo. Señor, perdonanos.

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Escrito por el (actualizado: 09/11/2014)