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Sopas frías

Gazpacho de patata para celiacos
 
Gazpacho de patata para celiacos
Publicado en gallego en el libro A Cociña do Veran, de la colección Cociña Galega das Estacións, año 1995 y en castellano en 1997 en la colección de bolsillo de Alianza editorial. ¡También en PDF!
 

No es una costumbre que se haya mantenido en nuestras cocinas y quizás sea comprensible porque en realidad son escasos los días en que realmente se pasa calor en nuestra tierra, pero creo que merece la pena hacer una somera reflexión sobre este asunto.

Sobre todo porque yo personalmente me niego a renunciar a algo tan exquisito como son las sopas frías, aunque viviese en el archipiélago de Nueva de Siberia, en Novosibirkie Ostrová, ya saben, donde creo que hace un frío pelón.

No hay porqué tomar sopas frías solamente cuando hace calor, y si no que se lo pregunten a los parisinos que se pasan la vida sorbiendo Vichyssoise.

Además, dejémonos de tópicos, Galicia es Galicia desde la Estaca de Bares hasta Ginzio de Limia pasando por Monforte de Lemos, y que no nos cuenten milongas a los que tenemos que recorrerla en coche de punta a punta, porque cuando atiza Lorenzo en esos llanos de la tierra de Lemos, hace un calor que se caen los pájaros.

Así que menos tópicos y más cocina. La condesa de Pardo Bazán le dedica incluso dos apartados a las sopas frías, uno a las que denomina "Sopas frías en vino" y otro "Sopas frías en agua", donde nada menos que incluye cinco gazpachos y un ajo blanco, que es en realidad otro más.

Las sopas frías permiten abrir una auténtica linea de trabajo, tanto en la cocina doméstica donde son tan prácticas que pueden solucionar el tramite de la comida en los días de playa, como en la hostelería donde se puede hacer un auténtico abanico de entradas tan económicas como deliciosas. 

Los gazpachos son una forma sanísima y exquisita de ingerir vegetales durante la temporada estival, días en que el cuerpo humano necesita más vitaminas y minerales que proteinas, sin entrar ya en calificar esas inmundicias prefabricadas que en la mayoría de los casos lo único que aportan son calorías y toxinas.

Además a través de estas sopas se pueden reciclar pescados y mariscos que de otro modo serían poco apetecibles en días calurosos, ya que los guisos y sopas calientes no son precisamente muy atractivas cuando se está de vacaciones en cualquiera de nuestras mil playas del Cantábrico.

¿Que les parecería si en esos chiringuitos playeros en lugar de chipirones congelados, fritos en apestoso aceite rancio, en sus menus hubiese de primero una deliciosa sopa de fría de cimones, un sabroso gazpachito de tomates de la huerta, una crema fría de puerros, un consomé de almejas o una sofisticada crema helada de centollo servida en su propio carro?

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Escrito por el (actualizado: 23/09/2015)