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Borrachera de fin de siglo

 
Diario El Comercio año 1999.

La facultativamente denominada Resaca letal, es aquella en que el sujeto pide la eutanasia a gritos, o mejor dicho en voz bajita porque le duele la cabeza hasta el paroxismo, y a cambio solo ve caras de desprecio a su lado que, con ligeros meneos de cabeza, le señalan la brutal mancha de la alfombra que delata el calamitoso estado en que terminó la fiesta horas antes.

No hay remedio válido, y todo lo que sea echarle estimulantes al cuerpo, tales como cafés, tés, o BloodyMarys, es empeorar la situación, ya que nuestro hígado, que no ha sido capaz de metabolizar tanta porquería como le endosamos en la víspera, se nos puede rebelar al sentir la llegada de nuevos venenos y darnos un buen susto.
Una solución es recurrir al amiguete dentista para que nos chute un complejo de vitamina B, pero lo mas probable es que el día 1 de Enero del 2000, no haya ni ampollas, ni farmacias, ni médicos, capaces de realizar esta medida, solo practicable mediante extricto control veterinario.
Como método casero se puede tomar por vía oral ingiriendo un considerable número de patatas, un tubérculo muy rico en vitamina B1 (aproximadamente 1 Mg por kilo), gracias al cual, comiendo unos doscientos o trescientos kilos (cocidas y sin mahonesa, claro), nos sentiremos mucho mejor.
Pero ya que es usted un lector precavido que está leyendo estas páginas hoy viernes (los que las lean mañana se arrepentirán de su negligencia y tendrán que comer miles de patatas hervidas), lo mejor será diseñar su estrategia etílica para las próximas veinticuatro horas.
El mayor peligro se concentra entorno al medio día, momento en que no estamos acostumbrados a ingerir alcohol, pero como el jefe dice : «Vamos a tomar una copita de champán para despedir el año», pues todos a seguirle.
Ahí la estrategia es decir: «¡Qué buena idea jefe! eso mismo recomiendan hoy en las páginas de gastronomía de EL COMERCIO, y a ser posible, dicen que sea Bollinger del 85».
Jugada perfecta, o le ponen a usted en la calle sin trámite de urgencia, o el jefe, que pensaba dar el pego con sidra gasificada, pide una botella de ese cava Brut Nature de la barra, y sale por piés.
A partir de ahí, todo el día se debe seguir en la misma linea, y a cada invitación repetir la misma cantinela (se puede cambiar de marca: Roederer, Krug, Pommery, Heidsieck, Laurent-Perrier, Mumm, Taittinger, Clicquot, pero procurando siempre elegir millesimés del mismo año).
Cabe la posibilidad de que le partan a uno la cara, pero nunca el dolor será tan asqueroso como el de la Resaca letal.
El champagne, y los buenos cavas, son simples vinos blancos que tienen la particularidad de haber desarrollado carbónico en la botella un gas que hace que se nos suba el alcohol a la cabeza de forma casi inmediata, con lo que nos sentiremos mas borrachos de lo que en realidad estamos, y así podemos ir dosificando el nivel etílico durante horas y horas.
¡Pero no cambie bajo nimgún motivo!
Solo champagne, de aperitivo, comiendo, entre horas, en la cama, etcétera.
Cuando esté harto de beber y de eructar como un búfalo, acepte su derrota y echese a dormir, al día siguiente estará como un reloj subacuático, o sea, algo húmedo, pero funcionando.

Escrito por el (actualizado: 21/12/2011)