La Gastronomía: solución para la reindustrialización asturiana
Todos los asturianos estamos viviendo bajo una nube que amenaza tormenta, la de la temida reindustrialización que tal y como se están desenvolviendo los acontecimientos parece estar abocada a un conflicto social sinfín.
Asturias no puede competir en productos industriales de alto consumo por diversos motivos, tanto geográficos, como orográficos, sociales, etc.
Sin embargo estas premisas que parecen hacer de nuestro principado un lugar mercantilmente maldito, son absolutamente positivas si se usa la gastronomía como motor de esa reindustrialización.
En primer lugar si se potencia la creación de pequeños centros de producción artesana (lagares, queserías, chacineras, conserveras, etc.) se repoblaría el medio rural, algo que gran parte de las jóvenes parejas están deseando a condición de poder ganar un sueldo digno.
Ese movimiento descentralizador de las grandes aglomeraciones urbanas, creadas en las últimas décadas por una industrialización deshumanizada, sería un revulsivo para el agro asturiano adormecido y casi agónico por el anquilosamiento que ha sufrido en los últimos años, me refiero con respecto al medio rural europeo que ha evolucionado en la linea de alta calidad de vida frente a la incómodas grandes ciudades.
La sociedad europea está deseosa de recibir productos artesanos de cierta calidad y garantía.
En Asturias no podemos competir con la leche francesa porque el simple servicio de recogida a los pequeños ganaderos encarece ya el producto hasta hacerlo mas caro en origen que si comprase ya envasado.
Sin embargo el queso de Cabrales solo se puede hacer en Cabrales y por tanto no tiene rival.
Tenemos ejemplos palpables en comunidades como Navarra en donde la industria conservera de productos de la huerta es la mayor fuente de ingresos y gracias a los pimientos de Piquillo, los espárragos de Lodosa, las verduras de Tudela, etc. se han creado miles de puestos de trabajo.
El país vasco a pesar de sus problemas sociales, ha sabido atraer una masa turística de alto nivel gracias a su gastronomía y Galicia, con una oferta hostelera obsoleta, está batiendo records de ingresos a través de un turismo que busca las delicias de su mesa.
Asturias podría convertirse en un centro de atracción turística de primer orden durante todo el año si sus ríos se limpian y de nuevo podemos bañarnos en sus aguas cristalinas y pescar salmones sanos, si las aldeas se repueblan y ofrecen albergue limpio y acogedor para el turísmo rural, si nuestros productos gastronómicos se comercializan con una adecuada imagen y garantías de continuidad, si nuestra restauración recibe la debida promoción exterior para que el resto de España sepa lo que tenemos aquí.
La reconversión asturiana tiene una vía para convertirse en una recuperación económica positiva y socialmente óptima: La gastronomía.
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