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Poma Áurea

 


Bodega Trabanco
DO: Sidra de Asturias
Manzanas: Asturianas
Crianza: No
P.V.P.: 6,50 €
www.grupotrabanco.com


Otros vinos de esta bodega:
Sidra Natural
Sidra de manzana seleccionada
 

En mi nuevo libro, Comer con vino, aconsejo esta sidra espumosa, para acompañar unos choricinos a la sidra (en la casa se llama Brut para parecer más fino, pero en realidad es una bebida espumosa, que no gasificada, ya que su carbónico procede de una refermentación inducida y no de gas inyectado, lo que siempre se llamó método champañés, Méthode champenoise, o sidra champán, para andar por casa).

Ya indico que es como una espicha en plan fino, pero que, para estos días de verano en que hacemos meriendas en el jardín, si no manchar de sidra el porche o queremos probar esta delicatessen, pues puede ser una buena propuesta.

Bueno, la verdad es que no había probado esta otra mezcla porque nunca había preparado un gazpacho de aguacate, pero ahora que ya he publicado la receta de la Mazamorra de aguacate, he de confesar que este maridaje le da cien vueltas.

Esta es una sidra, sidra, o sea, nada que ver con aquellos pobres engendros que surgieron a raíz de la puesta en marcha de la Denominación de Origen, con el único fin de pillar unas subvenciones, y que no aguantaron ni el primer asalto (creo que ya nadie sigue elaborándolas). Sabe a sidra natural, seca, brut, como dice la etiqueta.

Las burbujas son equilibradas y agradables, aunque lógicamente no puede beberse como si fuese sidra natural porque saldríamos volando como globos.

Sabe a manzana verde, a manzana de sidra, con esos perfumes florales tan sutiles de las pomaradas en flor, que no se parecen a ninguna otra fragancia.

En cuanto a la mariconada que recomiendo de acompañamiento, a pesar de su brutal nombre que nos recuerda las posadas de Don Quijote, según vean la receta y conozcan su vinculación con el nuevo mundo, se explicarán como se me ocurrió la idea, porque Asturias huela a manzana, pero sabe a maíz, que fue comida popular mucho antes que les fabes.

También había aguacates antes de que los importasen de Almuñecar o Sudáfrica, porque era habitual que en los jardines de los indianos, hubiera frutales exóticos, tales como caquis, chirimoyos o aguacates, aunque al no haber sido cuidados ni replantados, ya apenas si se encuentren (por Llanes sí hay bastantes).

Es una combinación fascinante, ideal para estos últimos días de verano en que las cosas vuelven a ser tranquilas y los turistas son personas educadas y con buen gusto gastronómico.

La cremosidad del aguacate, esos perfumes a avellana que desprende si está bien maduro, ese ligero dulzor del maíz y el toque cítrico del limón, hacen que la boca, saturada de matices, pida algo refrescante, seco y sofisticado, porque no me digan que la sopita no tiene pluma.

Mira por donde, a lo mejor ponemos la sidra de moda en mundo gay, que parece ser que hoy día es una bicoca.

Escrito por el (actualizado: 20/08/2008)