Tareco
Sidra Tareco
Bodega Casería del Obispo
www.caseriasanjuandelobispo.com
D.O.: Sidra de Asturias
Uvas: 17 variedades de manzana autóctona asturiana
Crianza: 18 meses
PVP: 3€
Extracto del libro Un vino para cada pincho, maridajes de la Cocina Canalla.
La folclórica costumbre de escanciar la sidra en Asturias no solamente tiene por objetivo deslumbrar a las niñas monas que nos visitan y poner en ridículo a sus respectivos novios que intentan emular nuestras artes malabares, sino que es una forma de eliminar tufos de reducción que se producen en la botella debido a la presencia de borras de la manzana y que, si se filtrasen, dejarían esta sabrosa bebida convertida en agua sucia.
Cada vez se están logrando técnicas más avanzadas en la elaboración de sidras de calidad, pero esta se mantiene como la única que se sirve en la mesa como si fuese un vino, sin usar el recurso del escanciado porque esos dieciocho meses de crianza la dejan limpia de residuos, pero con todo el sabor de las manzanas sanas, recogidas en la propia finca de elaboración.
Chorizo seco
Este es uno de los ejemplos más espectaculares para comprobar hasta qué punto un alimento puede destrozar un vino, pero lo más trágico es que, en la mayoría de las bodegas españolas, cuando estás probando sus mejores creaciones, te sacan un platito de chorizo para acompañar. Hagan la prueba. Caten un buen tinto reserva y conserven en la memoria las percepciones. Luego prueben unas rajitas de chorizo seco, mejor si tiene un puntín picante, y vuelvan a probar el vino. Verán que se ha convertido en un bebedizo peleón, sin aromas ni cuerpo, un simple vino de brik.
En realidad hablo del chorizo como estandarte de los embutidos tradicionales, sobre todo de aquellos que contienen pimentón, el ingrediente responsable de esta calamidad ya que son sus tonos ahumados los que eclipsan todo el bouquet del vino.
Maridaje
Descubran el mundo de la sidra y entrarán en una nueva dimensión del picoteo y del maridaje, porque pocas bebidas hay en el mundo que combinen a las mil maravillas con tantos productos como lo hace la sidra natural asturiana.
Esto es lo que podríamos llamar un maridaje extremo. Un auténtico depredador, capaz de arruinar los más exquisitos y sofisticados vinos de Rioja, y que se doblega arruinado ante esta dorada señora que sale aún más reluciente después de un duro bocado marcado por el destructor pimentón.
Échenle lo más cruel que se imaginen, y la sidra natural seguirá manteniendo su frescura, su cuerpazo y esa mezcla de afrutado y floral que nos sorprende siempre al primer trago.