Muga Fermentado en barrica

Extracto del libro La Bodega en casa y sus maridajes, del que pueden ver más pinchando en +

 

Un blanco nuevo de la Rioja

La explosión comercial y mediática de los blancos gallegos y posteriormente de los verdejos de Rueda, ha hecho que los consumidores nos olvidemos de los blancos riojanos, unos vinos que antaño marcaban la frontera entre los peleones y los elegantes, pero la gran revolución que sufrió esta región en los años noventa (la escalada de los Ribera de Duero les hizo despertar de los laureles), también cambió la visión de los blancos y ahora hay un abanico muy interesante, logrando aromas de la uva Viura con los que hace un par de décadas nadie hubiera soñado.

Y no olvidemos la Malvasía, una uva que siempre asociamos con los vinos canarios, pero que es una de las clásicas de Rioja, aunque algo enrevesada de cultivar en ese terruño, pero que, vinificada según las nuevas tecnologías, aporta un verdadero torrente de aromas florales al vino. 

Parece que decir Muga implica tradición, y es cierto, pero en este caso ello no supone anquilosamiento, como sucede con algunas de sus bodegas vecinas, sino que en Muga han apostado por la evolución. Dentro de los perfiles riojanos que siempre les han caracterizado, pero con aires limpios y sin telarañas.

Este es un vino en que se nota ligeramente esa madera que siempre llevaron los grandes riojas, solo que esta no es un armario, sino un ligero marco, con aromas de vainilla y que provoca que destaquen más los matices frutales, entre cítricos y exóticos.

Yo lo considero como uno de los grandes blancos de España, por eso nunca falta en mi bodega, además, como explico en el maridaje, combina con todo.

Con qué disfrutar de este vino

 

Pescadilla rebozada

No sé cual será el motivo, pero desde hace algunos años, al menos en Asturias, la merluza está a unos precios irrisorios y con unas calidades excepcionales, lo cual, contando con que hablamos de pescado salvaje, es un chollo que hay que aprovechar.

Este ejemplo que pongo no es precisamente un picoteo, sino una deliciosa comida casera, pero todo es cuestión de la forma de cortarla, porque si lo hacemos en bocaditos del tamaño de una ficha de dominó, ya verán ustedes si es un picoteo..., pero de lujo.

He puesto este pescado como ejemplo de finura de sabores, porque una de las virtudes de este vino es que respeta los matices de los pescados más sutiles, como el lenguado, el rodaballo y no digamos ya la merluza, algo imposible de lograr con otras uvas tan poderosas como la Albariño o la Verdejo, cuya intensidad aromática barrería los sabores más delicados y por tanto exquisitos de estos teleósteos.

Esto no significa que no pueda igualmente usarse con pescados poderosos, como el salmonete o la ventrisca de bonito, porque al vino si algo no le falta es viveza y fuerza, lo que pasa es que lo pongo como ejemplo de los pescados delicados, porque esto son los más difíciles de maridar.