Caldo de pollo con verduras
Llegó el frío, y con él esas sopas que nos reconfortan el cuerpo cada noche.
Este caldo es sencillísimo, pero a la vez delicioso y muy versátil, porque nos sirve lo mismo para perfumar mil platos, que como soporte de sopas contundentes como las Sopas castellanas o de ajo.
Un puñadito de fideos, una yema de huevo cruda, incluso un picadillo de los ingredientes que han dado substancia al caldo, y en apenas un par de minutos tendremos una sopa fantástica, y sobre todo sana, porque esos sopicaldos de sobre, están compuestos de grasas liofilizadas y aromatizantes artificiales, veneno puro, por mucho que anuncien que son hechos como en casa. Nunca sopas de sobre, de ningún tipo. Si le ponemos a este caldo un bote guisantes, un poco de nata líquida y trituradora a tope, y tendremos un puré divino y sano.
A veces me pongo un tazón de caldo limpio, una tabla de quesos y en tres minutos tengo una cena que no se la salta un torero.
Las hortalizas que pongo son opcionales, primero por los gustos individuales, y segundo, de lo que dispongamos. Para mí esta combinación es ideal, pero con dos o tres, puede valer.
Ingredientes
1 zanca y una carcasa de pollo (si es casero ya el colmo).
1 cebolla bulbo de hinojo
1 nabo
1 cebolla
3 puerros
3 zanahorias
3 ramas de apio verde
½ col entera
Romero, tomillo, sal, pimienta y salsa de soja.
Elaboración
Como ya apunté, no es necesario poner todas estas hortalizas, pero cuantas más mejor, porque esa col rehogado con una ajada y unos cachelos, y tela.
O ese bulbo de hinojo, gratinado con un poco de queso recién rallado, sin contar que un poco de esa col picada en el caldo, hará nuestras delicias.
Conviene pasar el pollo por aceite bien caliente hasta que se dore, de esta forma, mediante la reacción de Maillard, desarrolla unos sabores nuevos y profundos. Incluso la cebolla se puede tostar un poco a fuego muy vivo. Pero esto ya es para nota, porque si somos muy torpes, metemos todo en la olla, cubrimos con abundante agua, las especias, la soja y a cocer. Cuando rompa a hervir, se retira la espuma de la superficie y se deja hacer a pequeños borbotones durante una hora (no mucho más porque pierde más aromas de los que extrae).
En España la salsa de soja se reserva solo para mojar el sushi, craso error, porque en sopas, caldos y guisos, es un potenciador brutal.
Se deja enfriar y, cuando se pueda manipular, se cuela y se guarda en la nevera, simplemente en botellas de agua mineral.
Los ingredientes se ordenan y se guardan en un túper según los vayamos a usar.