Setas, trucos tradicionales

Terminamos la semana pasada con los consejos fatídicos de D. Angel Muro acerca de como reconocer las setas venenosas y que a buen seguro habrán provocado a estas alturas docenas de muertes, pero para que comprueben que no solo los españoles hacemos estas burradas, les traduzco los consejos de un libro de cocina domestica francés llamado "La Véritable Cuisine de Famille de Tante Marie" y que dice así: "Se corta una gran cebolla en cuatro trozos que se echan en agua hirviendo con las setas y se dejan cocer 20 min.. Si al cabo de este tiempo la cebolla ha ennegrecido, es más que probable que las setas sean de mala calidad; si por el contrario queda blanca, las setas son buenas (quizás)."

Estarán ustedes de acuerdo con que al menos la receta tiene gracia, sobre todo por la última palabra.

Hay una fórmula que al parecer era la que recomendaba D. Alfredo Escobar, marqués de Valdeiglesias y director a la sazón del periódico La Época, quien regalaba un cestillo de setas a su amigo el señor Castro y Serrano y esperaba al día siguiente para comprobar si este había muerto, en caso contrario y como era habitual, entonces ya las consumía él también.
Este truco además de ser antisocial, hay que advertir que es igualmente inútil ya que hay setas que contienen hemolisina, un potente veneno que no causa efecto hasta pasados varios días después de su ingestión, momento en que las setas ya estarían mustias e inservibles.

Estos y otros consejos han llevado a mejor vida a personas tan notables como monseñor Capara, Nuncio del Papa Pio VII quien comió un plato de setas por él mismo recolectadas en el bosque de Vincennes, en París, y poco después murió entre atroces convulsiones, no se sabe si por el guiso o con la ayuda de su amigo Napoleón I.

Buen consejo es el del gran maestro y sin par erudito D. Néstor Luján, quien el su delicioso libro Nuevas Recetas de Pickwick nos dice: "la seta salvaje es infinitamente mejor que la que se cultiva, aunque si está cultivada con la sabia prudencia que mandan los cánones, el producto no deja de ser bueno".

Así pues si tienen ustedes gustos micófagos, les ruego que sigan el consejo de mi amigo Néstor Luján o el mio propio: la única forma de saber si una seta es comestible, tóxica o venenosa, es reconociendo perfectamente su clase, orden, familia, género y especie, cualquier otra fórmula es FALSA y puede causar más víctimas mortales en la larga lista ya existente.

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