Micología, una ciencia muy sabrosa
Parece ser que las antiguas supercherías que maldecían las setas como alimento de brujas, pedos de lobos, o falos diabólicos, están remitiendo entre los jóvenes asturianos, y cada vez son más los que se animan a salir al monte en busca de un manjar, que además de exquisto, proporciona al recolector una diversión tan apasionante como pueda ser la caza o la pesca.
Esto es bueno, porque demuestra una madurez cultural de nuestra sociedad, tanto en lo concerniente al epicureismo de la buena mesa, como en el rechazo a atavicas reticencias, aunque eso sí, con las debidas precauciones porque en este asunto, un descuido, puede costar la vida del artista.
Pero no vamos en esta ocasión a incidir en este asunto, entre otras cosas porque los consejos que pudiera darles en tan corto espacio serían ralos, y porque ya hablamos de ello el año pasado. Hoy vamos a hablar de economía.
La semana pasada salieron a colación las setas hablando de los recursos turísticos que podría explotar Asturias con una razonable planificación y promoción.
¿Sabían ustedes que en Europa hay tanta afición a la micología que existen cientos de asociaciones y clubes que organizan cada fin de semana excursiones tan costosas como una cacería, para ir a recoger setas a algún coto a varios centenares de kilómetros de su origen?
Porque para su conocimiento en Francia, Italia, Alemania, Austria y otros paises civilizados, la recolección de las setas está regulada como lo pueda estar aquí la pesca fluvial, o la caza de perdices.
Y digo regulada, no explotada por algunos listos, que de esos por aquí no faltan.
Hace unos cuantos años, cuando coger una seta aún era un acto mal visto por los del pueblo, y cuando aún me quedaban ganas de enseñar a mis vecinos, organicé varias jornadas micológicas en el extremo occidental del Principado, mejor dicho a ambos lados del río Eo, para convencerles de lo ricos que estaban los boletus, cantarelus, níscalos, o begines, y como no debían romperlos a bastonazos, porque bien podrían llegar a ser una fuente de riqueza más, con la que ayudarles a llegar a fin de mes.
El éxito fue arrollador, en apenas dos o tres años, todos los pinares y praderías seteras se llenaron de carteles que prohibían coger setas, y hasta se dió la anécdota, de un paisano a quien el año antes había enseñado a reconocer los champiñones de las amanitas, me echó de malos modos de su prau, porque ahora los vendía el sábado en el mercado de Vegadeo.
Menos gracioso es cuando los vecinos de los Oscos pinchan las ruedas de los coches que ven aparcados a la entrada de un pinar, o los incendios que ya se han provocado por la explotación setera de algún monte vecinal.
No hay control ni leyes.
Aquello es el salvaje Oeste, y cada día son más los coches que recorren pueblos y aldeas, comprando a los oriundos el fruto de su rapiña.
De ahí las setas van a Barcelona para proceder a su secado (ya han instalado también uno industrial en Lugo), y envasado.
Luego van a Italia, y por distintos canales los frutos de nuestros montes se distribuyen por toda Europa, ¡hasta en Asturias!, eso sí, después de haber generado abundantes puestos de trabajo y riqueza, para los traficantes foraneos.
No está mal.
¿Se imaginan que durante los meses otoñales los hoteles asturianos se llenasen de turistas ricos que viniesen a coger setas y a dejarse sus francos, libras, o marcos, disfrutando de nuestra sabrosa gastronomía.
Y de paso limpiar de rastrojos los pinares para evitar incendios y favorecer la recolección de hongos, planificar legalmente la recolección deportiva y limitar la especulación mercantil, comercializar algunos productos con el marchamo de Producto de Asturias, hacer cursillos de formación rural para evitar acidentes, etcétera.
Pero ya saben como terminan siempre mis cuentos, estrellándome de bruces ante la necia y estúpida realidad.
Pueden ver un montón de recetas elaboradas con setas pinchando en Cocina de setas
Si le interesa leer más sobre este tema, pinche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio.