Setas de otoño
Acaba de entrar el otoño, lo cual no es nada original porque suele hacerlo cada año por estas fechas desde hace muchísimo tiempo, al menos desde que tengo uso de razón, pero este año hay una novedad, y es que en España, llueve.
Pero vamos, que llueve a raudales, así que es posible que hasta salgan setas en Almería, donde no creo que hayan visto un boletus desde el pleistoceno (hay algunas asociaciones micológicas andaluzas que aseguran que hay setas en las Alpujarras, pero yo creo que las ponen ellos para atraer turistas).* (ver nota al final)
El caso es que los pinares de Castilla van a rebosar de níscalos y setas de cardo ¡Mmmmh! qué ricas, con lo que habrá que contar que bajará su precio y pasarán a formar parte de ese misterioso IPC que, según el Gobierno, se mantiene por debajo del 4% anual, aunque todo haya subido al doble (los economistas españoles son unos virgueros, porque si bien sabemos que la Economía es la ciencia que demuestra matemáticamente lo que el sentido común constata radicalmente como imposible o falso, conseguir hacernos creer que tenemos una inflación de menos del 4%, eso ya no lo supera ni la virgen de Fátima).
Pero volvamos a las setas, porque el otoño nos brinda uno de los bocados más deliciosos de la Buena Mesa Española y encima gratis.
- Hombre claro, si las compra..., pero yo hablo de cogerlas.
- ¿Sí? Pues en Navarra hay que pagar por entrar en los montes, como en Ultzama, y al que se pase de listo, le rajan las ruedas del coche.
Mal rollo, muy mal rollo, eso de la barbarie, se sabe como empieza, pero no como acaba.
Cuando me vine a vivir a Asturias, en la zona occidental nadie las cogía y hasta me miraban mal porque lo consideraban medio brujeril. Di muchas charlas y hasta formé alguna asociación micológica, hasta que un día, al llegar a uno de mis setales preferidos, ví un cartel que prohibía la entrada y su recolección. Al año siguiente alguien le pegó fuego y ardieron cientos de hectáreas de hermoso bosque.
En Valladolid hay cuadrillas que limpian los pinares, recogen las escobas para encender las glorias, apilan los tronquitos para las chimeneas y dejan el suelo como una alfombra para poder ver bien los níscalos y claro, eso cuesta dinero y esfuerzo, así que es lógico que acoten esos pinares. Además, con esta práctica, al estar el monte bajo limpio de rastrojo, el riesgo de incendio disminuye casi al 80%, con lo que esta práctica debería fomentarse. Como dijo un vecino en la hora del vermú: “Si pusieran a todos los presos a limpiar los bosques, verías como bajaba la delincuencia y se terminaba con los incendios”.
Obviamente no es tan fácil, pero mucha razón sí que tenía.
En Francia, Italia, Alemania, Austria y otros países civilizados, la recolección de setas está legislada igual que la caza o la pesca, pero es que hasta se explota como recurso turístico. ¿Porqué en España no se hace lo mismo?
Yo estaría encantado de pagar esos 10€ de Ultzama, si me diesen algún servicio, claro, como por ejemplo una web que me informase que este fin de semana han salido hongos para no meterme una pila de kilómetros en balde, como tantas veces me ha tocado hacer.
Hace quince años (Dios mío, como pasa el tiempo), cuando un servidor de ustedes escribía para el diario El Progreso de Lugo, ya denuncié nuestro retraso turístico-cultural (pueden verlo en Setas-negocio-peligroso), pero desgraciadamente no hemos avanzado nada. Salvo en los negocios, porque el comercio de setas es ya tan popular, que hasta las tiendas de alimentación de barrio, tienen bolsas de hongos congelados.
En Cataluña y Vascongadas se lo toman más en serio. En la foto vemos al colega Peio García Amiano y al amigo Miquel Márquez, del restaurante Sala de Berga, quién cada año nos regala con un fastuoso menú micológico, al que yo asisto por cortesía de bodegas Torres, o sea, de gorra, pero en Barcelona ya se organizan paquetes turísticos para ir al Berguedá a ponerse ciegos de hongos.
Por ese compromiso que tengo con quienes me hicieron pasar momentos tan entrañables, las setas, un año más escribo algo de ellas y estreno una sección de Cocina de setas, con la que espero darles buenas pistas para triunfar con un plato de alta cocina, pero lo que no sé es si me animaré a desempolvar la cesta, con la navaja, el plumero y el bastón, porque si me encuentro con alguno de esos energúmenos que pincha ruedas a los foráneos, creo que uno de los dos acabaría muy mal, pero como la Benemérita está para recaudar tributos con los radares, pues que cada cual defienda su bosque como pueda.
*Nota:
Pedimos nuestras más sinceras disculpas a quién hayamos podido ofender con este comentario cuyo único objetivo era jocoso, pero parece ser que ha sido mal interpretado por algún lector que nos ha remitido el siguiente e-mail:
"En sus comentario SETAS de OTOÑO se falta al respeto y a la verdad a los Almerienses. Su comentario no han visto un boletus desde el pleistoceno, demuestra una profunda ignoracia y mala educación. Cuando quiera se da una vuelta por los pinares almerienses, muchos, variados y muy ricos, y comprobará, los miles de Kg de Niscalos que se comen en España procedentes de esta provincia, donde las setas crecen incluso en la orilla de la playa, ayer mismo 1de Dic fotografie 4 especies diferentes en la playa de Roquetas de Mar en la zona de Punta Entinas Sabinal. Los tópicos no son mas que un signo de la ignorancia de quien es incapaz de ver mas allá de sus narices. Y Almería, es para quien no lo sepa un paraiso de Biodiversidad tanto vegetal como animal y no todo es desierto, aunque el desierto para el que tiene el valor de venir a conocerlo depara grandes sorpresas, como por ejemplo que el único género vegetal endémico de España se encuentra dentro de él. Sin mas un saludo, y por favor antes de insultar gratuitamente a los almeriense les ruego que se documenten adecuadamente y si el año que viene quieren ver boletus no tienen mas que venir, preguntar y les diremos donde están"
Desgraciadamente no puedo aceptar su invitación porque nos separan más de mil kilómetros y desde luego que me ha ilustrado usted al decirme que buena parte de los níscalos que se consumen en el resto de España proceden de los pinares almerienses, pero hombre, yo creo que tampoco es para ponerse así. Desde luego que los micófagos asturianos, aunque no cojamos miles de kilos de boletus, al menos tenemos algo más de sentido del humor. En cualquier caso le pido de nuevo disculpas por haber herido su patriotismo almeriense, pero le ruego que lea de nuevo el artículo porque yo no he insultado a nadie (usted sí) y menos a un colectivo de miles de personas como son los almerienses.
Permítame terminar con un epígrama de nuestro genial poeta Leandro Fernández de Moratín:
tu locura es singular:
quien te mete a censurar
lo que no sabes leer?
Si les gusta la foto de la Amanita, es una serie de acrílicos sobre pizarra que pinté el Otoño de 1993 en Castropol y pueden ver la colección en grande pinchando Picasa.