Chivite Colección 125 2003
D.O. Navarra
77% Tempranillo 13% Cabernet Sauvignon, 10% Merlot
12 meses en barrica de roble Allier
PVP 28
Es la primera vez que traemos este vinazo a la web, no porque no se lo mereciese y más que de sobras, pero como en la guía de Asturias gastronómica 2005/2006 habíamos apretado el corsé hasta los 20€, pues este se quedaba fuera, aunque, estando por debajo de los 30€, podemos afirmar que está razonablemente en precio.
Yo lo conocía desde hace muchos años porque es uno de los omnipresentes en todo acto o evento relevante que incumba a Navarra, pero he reconocer que nunca había apreciado sus virtudes como todoterreno de lujo hasta la comida en el restaurante Sula (fue el vino elegido por Andrés Proensa para inicia runa nueva sección que se llamará “Comienro entorno a un vino” y donde trataremos a fondo el tema de los maridajes), porque dió la talla en productos tan dispares como el jamón de Joselito, el guiso de garbanzos con callos de bacalao, o una dorada a la brasa que me tocó a mí y que no puedo decir más que me deslumbró (no puedo contar más porque si no destriparía el trabajo de PlanetAVino, que no deben perderse ni por cataclismo).
El rasgo más destacado que apuntaría es su elegancia, porque si bien tiene una aceptable fragancia, más potentes las maderas que las frutas, cuando entra en boca es como una seda. Poderoso, pero sin ninguna arista, hasta el extremo que hay que esforzarse para separar esos sabores minerales y especiados que sin duda tiene, porque todo fluye como sin importancia.
Recuerdo una anécdota con François Lurton en que se levantó muy airadamente porque había algunos periodistas fumando en la mesa durante la comida y nos dijo: “Por favor señores, en Francia hacemos vinos para disfrutarlos con la comida, no en la sala de cata, de modo que les ruego dejen de fumar porque nos están arruinando la parte más importante de la degustación”. Casi le linchan, pero tenía más razón que un santo.
En la ya citada comida del Sula, este tinto nos asombró casi tanto como aquel divino Échézeaux de la Romanée Conti que probamos en casa de Joselito en Guijuelo y que, a pesar de parecer un vino suave y femenino, cuando salió el lomo curado y el chorizo, fue cuando demostró porque estaba considerado uno de los mejores vinos del mundo, y eso que sus compañeros de mesa no andaban cojos (pueden ver más detalles de la fiesta en Maridajes con el jamón)
Incluso con el súper jamón de reserva, que a mi solo me gusta con manzanilla, he de reconocer que se comportó admirablemente, sin sufrir esa sensación acuosa que la grasa de bellota produce en la mayoría de grandes vinos, sobre todo los tipos Burdeos, o sea, los de Rioja.
Advierto que no es un vino espectacular, uno de esos golosotes que a mi me encantan, tipo Numanthia, Cirsion, etc., sin embargo en la mesa, que es lo importante, como decía M. Lurton, es uno de los más competentes que recuerdo haber disfrutado, porque la prueba duró algo así como diez platos y, salvo escollos insalvables como un tartar de atún que llevaba trocitos de naranja cruda, en el resto fue tan armonioso que hasta tuvimos que felicitar al Proensa por tan sabia elección para inaugurar una sección que dará mucho que hablar.