Espuma de avellanas
Publicado en el diario Diario El Comercio, año 2000.
Aprovechando que el Piles pasa por Gijón, reivindico una vez mas el uso de nuestro idioma para ciertos platos, porque si bien traducir entrecó por entrecostillas es liar la madeja, la palabra mousse en francés quiere decir espuma, vocable que refleja perfectamente la idea de dichas preparaciones.
Lo que hoy les presento es una mousse, quiero decir una espuma, en la que partimos de uno de esos yogures de que les hablé la semana pasada, sin conservantes ni colorantes, qué, mediante la incorporación de unas claras montadas y un poco de gelatina, se sostienen como si fuese una mousse, o sea una espuma ¡qué día! y bien fríos dan el pego por un cremoso helado.
No obstante también pueden comprar uno de Häggen Datszen la confitería de la esquina, pero entonces ya no será falso.
La receta
Preparamos un sobre de gelatina neutra siguiendo las instrucciones del fabricante 8según la marca varía la proporción de agua que hay que echar, pero debemos contar con aproximadamente la mitad de un cuarto de litro).
Mientras se enfría, montamos las claras a punto de nieve.
Ya retirado del fuego y casi tibia la gelatina (antes de que empiece a gelificar), añadimos el bote de yogur (este paso no necesita instrucciones de uso porque los tarros se abren facilmente) y removemos bien.
Cuando nos imaginemos que está bien mezclado (no hay forma humana de comprobar el grado de homogeneización) incorporamos las claras y volvemos a la carga de remover, esta vez con cuidado porque si nos lo tomamos muy a pecho, podemos bajar el merengue, y arruinamos el invento.
Con esta espuma, o mousse, se rellenan cuatro tazones o boles, y se meten en la nevera, tapados por un paño, o mejor aún con un film transparente, ya que la gelatina absorbe rápidamente los olores, y un postre con sabor a merluza, o a porte de berzas, es de lo mas desagradable.
Para el culis (esto no tiene tradución), elegimos un par de mangos bien maduros.
Se pelan y se pasan por la licuadora, o si no tenemos, pues vale en la turmix con un chorrito de agua, y el zumo de medio limón.
Los adornos en la comlumna de al lado.
* Montaje de los platos.
Repartimos el culis entre los cuatro platos (la tradución sería fluido, del verbo couler, en francés, por eso debe ser como un puré pero que fluya, lo que pasa es a su vez implica que debe ser un tanto denso, y además eso de “fluido de mango”, pues no sé, pero como que me suena algo mal)
En un cacillo fundimos el chocolate con un poco de agua y con la ayuda de una cucharita, vamos dejando caer goterones sobre el puré de fruta (si queremos hacer filigranas, pasamos un palillo por el centro de cada goterón y obtendremos la forma de un corazón, o sacándolo desde el centro, serán como soles radiantes, espirales, unicornios, pterodáctilos, etcétera).
De esta forma tendremos la base sobre la que colocar el falso flan.
Para esto último se sumerge unos instantes cada tazón en agua caliente, se separa un poco de los bordes, y se vuelca sobre los platos.
Se puede hacer al revés, o sea, volcar primero los flanes y luego rodear el plato con el culis, pero así evitaríamos el riesgo de que este nos caiga de golpe y los salpicones de puré lleguen hasta el techo, lo cual es divertidísimo, sobre todo cocinando en csa de algún amigo de escasa confianza.
No se debe echar chocolate caaliente sobre el falso helado porque se hunde
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