Caldereta marinera de bonito con patatas
Publicado en gallego en el libro A Cociña do Veran, de la colección Cociña Galega das Estacións, año 1995 y en castellano en 1997 en la colección de bolsillo de Alianza editorial. ¡También en PDF!
INGREDIENTES (4 personas)
1 kilo de bonito (pesado con hueso)
4 patatas grandes
una cabeza de ajos
1 cebolla
3 zanahorias
4 puerros
1 tomate maduro
1 cogollo de apio
aceite, sal, pimienta y orégano
Los vascos le llaman "marmitako" y son muchos los castellanos que identifican esta receta con la cocina tradicional vasca, sin embargo este es un guiso muy familiar a bordo de casi todos los barcos pesqueros que faenan en el Cantábrico.
Es un guiso caldoso, muy económico, nutritivo, fácil de preparar y que, a pesar de ser caliente y reconstituyente, se puede consumir perfectamente en verano al no llevar apenas grasa.
Además, y a pesar de no estar tan estereotipado como la fabada, este es uno de los platos más típico en casi todos los pueblos pescadores de toda nuestra costa, por ejemplo en Luanco donde se llama Calderada y se come en la fiesta del Socorrín, después de celebrar el Santísimo Cristo del Socorro, la primera semana de febrero (aunque se hace con otros pescados de roca propios de la temporada).
Puesta en marcha:
Limpieza: Conviene retirar la piel del bonito para evitar que las escamas se esparzan por todo el guiso, del mismo modo se deben retirar las espinas, así se puede comer tranquilamente sin riegos. Elegiremos las partes menos nobles del pescado, es decir las que rodean la cabeza: cogote, hijada, e incluso partes de la propia cabeza (lengua y quijada).
En una cazuela con aceite de oliva se ponen a dorar los dientes de ajo enteros, cuando tomen color se añade la cebolla picada fina, cuando esta empieza a dorarse se añade las hortalizas. Yo suelo poner pimiento cortado en arandelas, puerros, zanahorias y apio en trozos, un tomate en dados y una ramita de oregano. Así debe cocer unos diez minutos, luego se riega con el vino blanco y se deja cocer otros cinco minutos.
Cuando ya tiene cierta buena pinta, se añaden las patatas cortadas en cachelos y el bonito tambien troceado en pedazos de un tamaño similar. Se cubre con abundante agua, recuerden que es un guiso de cuchara, se salpimienta, y se deja cocer vivamente durante cinco minutos, y luego lentamente otros veinte, hasta que las patatas estén blanditas.
Con estos guisos yo suelo hacer un truco: los dejo reposar algunas horas y antes de recalentarlos, separo la mitad y la congelo para otro día, ya que da el mismo trabajo preparar dos que diez raciones, y cuando se descongela está igual de bueno.
Terminación del plato:
No hay más que calentar lentamente el guiso y comerlo con buenas ganas. Se debe servir en una sopera común y platos soperos, ya que lo habitual es servirse en dos o tres veces, y conviene mantenerlo caliente.
Guarniciones:
Se pueden poner en una bandejita de porcelana unas guindillas verdes en escabeche que acompañan muy bien este guiso, y cuando digo bandejita o rabanera de porcelana, no es ninguna pedantería, el escabeche no debe tocar metal porque reacciona con rapidez y altera el sabor de este.
Vinos recomendados:
Se puede tomar con vino blanco pero yo prefiero un rosado joven bien afrutado, tiene más cuerpo y envuelve mejor el sabor del guiso, incluso respeta mejor el sabor y los aromas del bonito ya que los vinos blancos perfumados, como es el caso de algunos albariños, son tan potentes que anulan el sabor a mar del pescado. Por ejemplo un navarro de uva Garnacha.
Menús sugeridos:
- Mejillones fríos con alioli
- Caldeirada marinera de bonito con patatas
- Tatín de pexegos
Caldereta de verano
¿Cuales son los dos productos del mar más emblemáticos del verano? Sin duda el bonito y los mejillones. Bueno pues ya saben, cuando falten cinco minutos para que la caldereta esté lista, se añaden un buen puñado de mejillones bien limpios y con un hervor estarán abiertos, luego al recalentar el guiso con otro ligero hervor estos moluscos estarán en su punto.
Un consejo, si preparamos esta guisote en la playa, podemos comerlo incluso sin cubiertos ya que las propias conchas de mejillón pueden cumplir a las mil maravillas las funciones de cuchara. ¡Y no vean lo que les puede fascinar a los niños eso de comer como si fuesen salvajes, chorreando salsa por los codos y dando sorbetones! y a los mayores, más.
Guisote de bonito con hortalizas
Viene a ser el mismo plato pero simplemente se prepara sin patatas y sin caldo, es decir sin añadir el agua que en el otro plato resultaba imprescindible para cocer las patatas. Simplemente se riega con vino blanco y deja cocer menos tiempo, el resultado es delicioso y el plato no se parece en nada al anterior.
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