Pimientos de piquillo DO Lodosa, con un blanco de O Rosal
Extracto del libro COMER CON VINO, Maridajes de la buena mesa española, del que pueden ver más pinchando en más +...
Al estar amparado por la D.O. Rías Baixas, mucha gente llama Albariño a este vino, pero no es un monovarietal, sino un coupage de tres variedades autóctonas que configuran el perfil de los famosos vinos de O Rosal, el extremo más meridional de Galicia, la ribera de Miño, la frontera con Portugal, la zona más cálida y dulce “da terriña”.
Este terruño hace que el vino sea menos ácido que los del Salnés, pero los perfumes florales de la Loureira (de ahí su nombre) y los minerales de la Caiño, enmarcan los frutales de la Albariño, y el conjunto es de una fantástica complejidad.
El Plato
Pimientos de piquillo de Lodosa
Conservas artesanas Pedro Luis
DO: Piquillo de Lodosa
P.V.P.: 6 € / Lata de 400 g 18/22 piezas
www.conservaspedroluis.com
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Recalco lo de la D.O. Piquillo de Lodosa, porque el mercado español está invadido de pimientos peruanos cuya calidad no tiene absolutamente nada que ver con éstos.
De hecho esta casa sólo trabaja con productos amparados por una denominación de origen, lo que convierte a Conservas Pedro Luis en una garantía de origen en sí misma.
Son pimientos asados a lumbre directa y pelados a mano sin lavar, conservando los sabores artesanos de antaño, con tal complejidad, que deben probarse como un aperitivo independiente, aunque después los usemos para acompañar un chuletón o un bacalao a la portuguesa (parrilla con cebolla), que es como más me gustan.
MARIDAJE
Por aquello de los maridajes regionales, los pimientos de piquillo se comen con un gran vino de Rioja, que es la mejor forma de destrozar un buen vino y no aportar nada al pimiento, ya que ambos luchan por el poder.
Si por el contrario lo reconducimos por el camino de la suavidad, los poderosos aromas ahumados que destruyen el bouquet de un reserva, se verán realzados por las frutas y las flores de estas cariñosas “galeguiñas” y, aunque les parezca mentira, el vino se mantendrá firme hasta el último bocado, incluso con ese pan mojado sobre el ajito con el que rebañamos la fuente al final.
Pedirles que se coman un chuletón con un Rosal, ya sería extremo, pero ese bacalao a la parrilla que tan divinamente preparan en Valença do Minho, Monçao o Melgado, es una experiencia que difícilmente olvidarán.
No obstante, tal y como apunté al describir los pimientos, cuando manejamos productos de extrema calidad, como es el caso de esta conserva, vale más probarlos a solas, por ejemplo de aperitivo, para disfrutar de toda su gama de perfumes y sabores, y luego obrar en consecuencia.