Restaurante Asador de Viloria

Si les digo que uno de los mejores lechazos de España se come en la provincia de león y que el asador es un asturiano, como es lógico pensarán que es pasión patriótica, pero además de que mi patriotismo deja bastante que desear desde que fui a la mili (era cuando Franco, así que calculen), en cuestiones de cordero yo no me caso ni con la Shiffer, así que háganme caso y pruébenlo, otros muchos lo hicieron antes y desde entonces son fieles de esta casa…, y de mis consejos.

Pepe, que es de Tineo, como casi todos los hosteleros asturianos emigrados (es una curiosidad, pero la verdad es que alguno podría haberse quedado en su pueblo, porque salvo Casa Emburria , la excepción que confirma la regla, aquello es un desierto gastronómico), trabajó muchos años en el famoso Arcipreste de Hita, un lujoso comedor de la sierra de Madrid que me trae recuerdos de infancia, de cuando era esquiador.

No sé de donde le vino la pasión por los hornos, pero el caso es que se vino hasta este pueblín del Páramo leonés en busca de uno donde ejercer su extraña filia y, después de algún conflicto con el anterior casero (aún quedan las ruinas de su anterior local junto a las de la gasolinera), por fin cumplió sus sueño y ya tiene su fastuoso atanor.

No hay mejor pasto para los corderos que los rastrojales, y en el páramo los hay para dar y tomar, así que, cuando vean un rebaño pasar por delante de la puerta, piensen que …, bueno, dejémoslo así.

Los riñoncitos al ajillo que ven en la foto son una golosina, aunque a mi me gustan más en la otra versión, enteros, con la grasita y todo, hechos a la plancha. También hay mollejas y, si las piden con tiempo, hasta manitas, aunque estas las retiró de la carta porque salían poco (a mí, personalmente, me gustan mucho más las de cerdo, pero eso es otro cantar).
También asan cochinillos, de los de José María, el de Segovia, el dueño de la bodega Pago de Carraovejas, deliciosos, pero también hay que llamar antes porque suele asarlos por encargo.

La verdad es que yo llamo incluso para reservar mi cuarto delantero de lechazo, porque desde que una vez me encontré con que se había terminado, ya no me pilla en otra.

No voy a describir las delicias de esta obra de arte de la gastronomía española, única en el mundo, porque quién más quién menos ya habrá probado algún asado como Dios manda, solo decirles que este respeta la más estricta ortodoxia, agua, sal y fuego. Bueno, y quizás algún Padrenuestro, porque algo de magia debe haber para que sepa a Gloria Bendita.
Es fácil llegar, pero si no llevan GPS, pueden echar un vistazo al mapa pinchando aquí.