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Casa Cofiño

Cocido montañés
 
Cocido montañés
39593 Caviedes
Teléfono: 942 70 80 68
 
Precio medio del menú20 €
Bodega5 sobre 5
Tiene Parkingbien
Periodo vacacionalSeptiembre
Días de cierre

Lunes y martes noche

 

  Debería avergonzarme por esta pereza literaria, pero en realidad lo que me cuesta no es escribir, si no hacerlo para criticar algún restaurante.

Han sido muchos años teniendo que realizar este trabajo por obligación, callando mil vergüenzas y encima soportando impertinencias de rancheros que solo admiten loas, y aún, porque si estas no son superlativas, todavía se ponen bravos.
Ya no escribo sobre restaurantes, es algo que me cansa, me aburre, me revienta, pero hay platos, como el Cocido Montañés de Casa Cofiño, escrito con mayúsculas, que merecen ser reseñado para la posteridad, porque deberían ser considerado como Patrimonio de la Humanidad. De hecho debería lanzarse una nave interestelar con unos cuantos túpers llenos de cocido para que lo probasen los marcianos y decidiesen invadirnos antes de que Rajoy nos lo joda.
Para quién no conozca este pequeño templo de la gastronomía, les cuento que se trata de una de esas antiguas tiendas de pueblo donde se vendían guadañas, zapatillas de lana, quesos, supositorios Rovi y un sinfín de productos indispensables para la vida cotidiana en la aldea. Poco a poco su cocina fue cogiendo fama y hoy es lugar de peregrinaje gastronómico.
Caviedes es un pueblín que representa la esencia de aquello que siempre se llamó Santander hasta que la España de las autonomías rebautizó como Cantabria. Un valle apacible, verde, con vacas rumiando beatíficamente, con un silencio tranquilo, natural, de esos que no meten miedo.
Hay casas grandes, pequeñas, hermosas, feas, todo un conjunto rural como ha de ser, con tractores y boñigas, porque así son nuestras aldeas, no como esos pueblos turísticos por donde ya no circulan rebaños de vacas, sino manadas de horteras en chandal comprando “souvenirs” de la virgen de Covadonga en cualquiera de las mil tiendas que han abierto desde que el Norte se puso de moda.
Y Casa Cofiño es una de esas casas de pueblo que quiere seguir siéndolo, porque a pesar de tener una de las mejores cartas de vinos de España y una colección de whiskys de malta de quitar el hipo, en la barra siguen tomando chatos los paisanos que vieron como su pueblo se iba llenando cada día de coches a la hora de comer.
Como un servidor es un poco cotilla, me asomé a las cocinas y allí el decorado cambia, porque cada día hay que servir muchas comidas y las nuevas tecnologías se imponen, así que acero y asepsia, todo lo más puntero que haga falta para que cada día de cada mes del año, su cocido montañés salga igual de exquisito.
¿Pero qué es el cocido montañés? He aquí el Nudo gordiano de la cuestión.
Como buen asturiano he de decir que es como un pote asturiano pero más ligerito. Como buen gastrónomo he decir que no tiene parangón en la Tierra, porque el mejor pote que se haya preparado jamás en Asturias no podrá compararse con un cocido montañés, no digamos ya con el de Casa Cofiño.
Olvídense de los garbanzos y de todas las variables que pueda haber del cocido madrileño, maragato, lebaniego, gallego, lalinense, escudella, puchero andaluz, murciano con pelotas, etc. El cocido montañés es un pote de judías con berza y su correspondiente compango, que ha de ser chorizo, tocino fresco, morcilla de arroz, y morcilla seca (como la asturiana, que a mí no me gusta nada).
Se dice que es oriundo del valle de Cabuérniga, aunque suele comerse por toda la zona occidental e incluso por toda la montaña. El caso es que, aunque los he probado soberbios en muchas casas de comidas, como el de casa Cofiño no he probado otro. Hasta me como el chorizo, que habitualmente suelo rechazar por la brutalidad del pimentón.
La carta es relativamente extensa para ser un comedor modesto, pero puedo asegurar que todo son especialidades. Algunas por su folklorismo, como las albóndigas que vuelven loca a la gente porque son del tamaño de una pelota de tenis, otras por sobresaliente factura, como la asadurilla, una especie de hígado encebollado que resucita a los muertos.
Ya hice referencia a su carta de vinos, y si dije que era una de las mejores de España, pues ya huelgan otros comentarios, sobre todo viniendo de mí, porque en Asturias hay varias cartas de palmarés y a precios más que tentadores. La de Cofiño es la más barata de España.
Y hablando de precios, como hoy las cosas están como están, pues en esta casa se come más barato de lo que lo haríamos en la nuestra, salvo que nos animemos a beber un Numanthia, un Crision o cualquier otra provocación de las muchas que nos brindará su libro de vinos.
De postres no opino porque nunca puedo probarlos, pero tienen buena pinta.
¡Ah! Y el servicio es de lo más amable, casi familiar. Lo único malo son los manteles de papel. 
Escrito por el (actualizado: 02/01/2014)