Restaurante d’Berto
Teniente Domínguez, 84
40 € | |
3 sobre 5 | |
Fácil | |
Mayo | |
Martes |
De mi calamitosa estancia en la isla de La Toja (ver Perdí cuatro kilos…, y 4.000€), he de sacar un hecho que podría casi compensar todas las trapacerías del hotel Hesperia, y esa es haber encontrado el comedor donde se sirven los mejores pescados y mariscos de España, el restaurante d’Berto.
Una afirmación tan radical exige una larga explicación, pero no me voy a extender mucho porque no me gustan los barroquismos, solo los hechos probados.
En la foto de la derecha pueden ver a unos pescadores sacando unos capachos llenos de centollas de la ría de Arousa, las mejores del mundo.
A mí me vuelve loco el marisco, pero los grandes crustáceos, solo me gustan recién pescados, sin pasar por cetaria, privilegio que tenemos los que vivimos al borde del Cantábrico. Si no es así, prefiero unas lentejas, que también están muy ricas.
En estos días fui a d’Berto dos veces, la primera, el día antes de ingresar en prisión, la otra, el día que me dejaron en libertad, y en ambas comí las mejores centollas de mi vida, que es mucho decir para quién, solo comiendo productos recién pescados, afirme tal conclusión.
El Restaurante d’Berto es la nueva cara de la hostelería gallega, esa que siempre debió ser, pero que en las últimas décadas tanto escasea. Servicio amable, campechano pero educado, una notable carta de vinos, cocina casera (sus croquetas y empanadas tienen fama más allá del Salnés, tanto que Berto tiene que apañarse para chapurrear un galaico portugués para atender a los vecinos ricos que vienen a su casa desde el otro lado de la frontera), y todo a un loable precio, porque miren:
- Ostras Napoleón: 3€/pieza
- Cigalas vivas: 40/Kg.
- Centolla de la ría: 30€/Kg.
Así que, contando con que la empanada de centollo y mero me la puso de aperitivo, sin cargo, por la mariscada más inolvidable de mi vida, pagué 46€ (el vino, como era Do Ferreiro Cepas Vellas del 2007, el único blanco que ha obtenido un 100/100 en la guía Proensa y que ya está agotado, pues me pidió que lo llevase yo porque el solo tenía media caja que quiere guardar para su boda:-) ). Menos mal que está en O Grove, porque si estuviese en Asturias, el ácido úrico me llevaría a la tumba antes de lo que me merezco.
Hasta hace poco esta casa era una churrasquería, por eso no la cité en mi libro de Golf y Gastronomía, una pena porque tuve que contar los atropellos de El Crisol y pasar de puntillas sobre La Posada del Mar, donde ese mismo menú, quizás con menos calidad, me hubiese costado el triple.
No dije que las filloas son, como decía Cunqueiro: “…nesa delgadeza de encaxe de Camariñas ou de Valenciennes”, una obra de arte.
Espero tener que hacer pronto algo en O Grove para volver al d'Berto