Restaurante Xuan de la Tuca

De origen vasconavarro, trabajaron muchos años en el Alkalde de Madrid, hasta que se liaron la manta a la cabeza y decidieron abrir su propio local, pero lejos del bullicio, en el punto más escondido de Asturias. Hoy son casi una leyenda viviente.

Las tres lo tienen muy claro, hay que trabajar para vivir pero no vivir para trabajar y como ya han trabajado bastante y no quieren romperse la cabeza, pues hacen lo que hacen y a quién le guste que lo coma y a quién no, pues puerta, que ya tuvieron que tragar bastante cuando abrieron.

Sólo con ver el aparcamiento ya se hace uno idea de que en aquella humilde casita, con aspecto de colmado, algo raro debe suceder, porque los Jaguar, Mercedes, BMW o Porsche, no se mueven en masa hasta una remota aldea sin motivo justificado. Éste sin duda es el bacalao, o mejor dicho, los bacalaos, que prepara Carmen. En pleno furor del Skril y de otros extraños preparados de esos que algún pazguato dice que “Sabe a merluza”, en esta casa se sigue haciendo bacalao, bacalao, del salado, del que hay que desalar con artesanía y aún así a veces se mete la pata. Y el pilpil, también de los que a veces falla, porque lo que siempre sale bien, malo. Eso sí, cuando lo prueben sabrán el porqué del misterio.