Restaurante El Chato
Ctra de La Espina, 40 - Santa Marina de Pidramuelle,
Oviedo.
Tel. 985 780 710
Las anfitrionas se llaman Esther y Mercedes
Crónica procedente de la Guía Asturias gastronómica 2003 (la edición 2006 está a la venta en librerías, vamos, que la pueden comprar, digo yo).
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Propio | |
No cierran | |
Domingo noche |
Ya la abuela de las hoy anfitrionas preparaba una peculiar salsa española para guisar l o s “Niños envueltos”, una peculiar receta de nombre antropofágico y que, cuando aquella carretera era el cordón humbilical de la capital con el Occidente, suponía todo un regalo, un premio para los sufridos viajeros.
Como las hermanas Fernández Banciella tengan el día inspirado, que suele ser habitual, se pueden ustedes morir de la risa escuchándolas contar anécdotas y con- tradecirse entre ellas (ambas se consideran recíprocamente ya muy mayores, pero a sí mismas, unas pollitas en plenas facultades).
La casa está como hace un siglo, pero cuidada como si la acabasen de estrenar, no en vano hasta hacen las-cortinitas de puntilla que dan ese aire “Petit bourgeois” que antes sólo se encontraba fuera de España.
Su cocina es la que hacía su abuela, por eso si quieren probar su exquisita menestra, hay que llamar, porque Mercedes dice que se le parte el alma cuando la ve enfriarse, así que o se encarga, o lo más fácil es que no haya.
Las dos hermanas cocinan y hacen auténticas golosinas, sobre todo postres, que son su debilidad, así que cuando se pican, hacen maravillas, como esas torrijas de Cuaresma, que aquí llaman Picatostes, y justifican por sí solas el paseo.
La verdad es que sí son un poco mayorcitas, por eso, sobre todo cuando hay mucho lío, no les extrañe que nos puedan mandar a paseo. Hay que ser comprensible, sobre todo si queremos probar su cocina.