Haroset
Es un postre sagrado para los judíos que simboliza el mortero con que construyeron las piramides durante su (supuesta) esclavitud en Egipto.
Hay tantos Harosset como cocineras quieran prepararlo, porque en cada sitio se usa lo que hay a mano y así entre un asquenazi ruso y un safardí malagueño, pues la diferencia es como de la noche al día.
Esta sería una receta de caracter sefardí asturiano (vaya mezcla), basada en la obra del murciano Ibn Razin TUJIBI, Fudalat al-Kiwan, escrita a mediados del siglo doce, en la que he cambiado algunas frutas dificiles de encontrar en estas latitudes, y este tercer milenio que nos ha tocado vivir.
La receta
Lo mas latoso de esta receta es picar a cuchillo todos los ingredientes, sobre todo los frutos secos, así que podemos recurrir a la Turmix, aunque la priera vez conviene hacerlo a mano para ver el aspecto del plato que no debe nunca ser el de una papilla para bebés.
Empezamos por rehidratar las pasas poniéndolas a calentar en el vino dulce.
Mientras, deshuesamos los dátiles, los picamos fino y reservamos en un bol grande (lo suyo sería un gran mortero de tres o cuatro litros para majar todo junto, pero ya no son frecuentes en las casas).
Hacemos lo mismo con la manzana y la incorporamos al picadillo anterior.
En la batidora molemos nueces, avellanas y pasas, procurando obtener un tamaño homogeneo, del calibre de un guisante.
Unimos todo, lo regamos con el zumo de las dos naranjas y añadimos las especias aromatizantes.
A partir de aquí podemos optar por dos variantes, una en frío y otra en caliente.
Para la primera se deja macerar el plato durante toda laa noche, y al día siguiente se retiran las ramas de canela y cilantro, y remueve todo bien con una cuchara de madera.
En caliente es mas rápido, basta con dar un hervor, y dejar reposar hasta que enfríe.
Presentación
En la cena del Seder lo tradicional es comer esta mezcla sobre hojas de lechugas amargas (se pueden usar endivias o escarola), pero como a los que no somos judíos la celebración de la huida de Egipto nos trae sin cuidado, pues la verdad es que esta presentación es bastante chorra.
Una alternativa muy agradable, aunque trabajosa, es usar esta masa para rellenar frixuelos, que a su vez flambeados con un poco de ron moreno, hacen un postre de campanillas.
También se puede usar para rellenar un brazo de gitana (me niego a hacer chistes fáciles), para lo que basta con extender una plancha de bizcocho, cubrirla ligeramente de harosset, enrollar y dejar afianzar un par de horas.
Variaciones
Se pueden hacer mil variaciones cambiando simplemente los ingredientes, ya sean las frutas frescas (es muy frecuente ver harossets hechos con granada), ya las secas (también era clásico usar pistachos, almendras o piñones tostados).
Con los aromatizantes se pueden también cambiar los sabores, por ejemplo usando pétalos de rosa (conviene probarlos primero porque hay variedades de rosa inhodoras, insipidas y hasta excesívamente amargas), o de azahar (es una delicia pero hay que medir muy bien si usamos destilado).
Lo que sí debe llevar siempre es manzana, porque es la fruta de la ciencia.
Si le interesa leer más sobre este tema, pinche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. Y recuerde que antes del postre, hay tomar un trocito de queso, a ser posible, uno artesano de las Asturias.