Banana Split al Oporto

No creo que haya nadie en el planeta que no conozca esta marranada de postre yanqui. Ellos están muy orgullosos de él y hasta se disputan su origen. Para algunos es Wilmington, Ohio, el lugar donde nació la receta original en 1907 a partir de un concurso de repostería para elegir un nuevo postre con el que atraer a los estudiantes del Wilmington College. Para otros es Latrobe, Pensilvania, pero la controversia reside en las pocas pruebas físicas existentes por parte de ambas ciudades. Incluso la cadena Walgreens, fundada por Charles Rudolph Walgreen, está acreditada como la empresa que popularizó el alimento al incluirlo como uno de sus postres estrella en sus cartas.
Obviamente, yo nunca he preparado ni engullido semejante horterada, el summum de esa glotonería golosa de que tanto presumen los obesos monstruosos gringos, pero sí tengo que comer plátanos, porque tienen mucho potasio y magnesio (Hierro (2%), Magnesio (7%), Manganeso (14%), Fósforo (3%), Potasio (8%), Selenio (2%) y Zinc (2%), pero como no me gustan porque son muy empalagosos, pues me inventé esta receta, y funcionó. Eso sí, el aspecto es lamentable, y no porque la foto sea defectuosa, si no porque el vino lo deja todo negro, y no doy más explicaciones.

Elaboración 
Empezamos por partir los plátanos a lo largo, sin que se nos rompan en la operación. Se acomodan en una fuente y se riegan con el zumo de las limas. Deben macerar algunas horas, cuantas más, mejor.
En una sartén ad hoc, ponemos a fundir la mantequilla, luego ponemos los plátanos y dejamos caramelizar por ambos lados. Por fin añadimos el zumo de la marinada y, para terminar el vino de Oporto. Debe reducir hasta quedar como sirope.
Hay platos con forma de media piña u otras frutas, si no, pues uno normal de postre. Colocamos en cada uno dos mitades, rociamos con el sirope y terminamos con la nata que debe estar montada, pero no muy espesa.
Yo lo adorné con limaduras de naranja y chocolate, una mezcla que nunca falla.

Maridaje
Hay moscateles que, bien fríos, son deliciosos vinos de postre, aunque la palma se la llevan siempre los rosados de Setúbal y los moscatos, sobre todo de Asti, como La Cacciatora.
Hay otro perfil de vinos que se ha puesto de moda en España, de hecho, ya hay una docena de marcas autóctonas, son los “Frizantes”, aunque si se llaman así, pues yo elijo los italianos, como el Casa Gheller Bianco Frizzante. Son menos dulces que los moscatos, no digamos que las mistelas españolas (los moscateles son mistelas), y resultan muy refrescantes, incluso para hacer un trago largo.