Polenta con gambas al ajillo

Esta es una de esas recetas que suelo llamar “falsas”, porque en realidad, sabiendo preparar la Polenta concia o taragna y cogiendo el punto a las Gambas al ajillo, ya no hay más que montar las unas sobre la otra, y a comer. ¿Qué pinta entonces aquí? Pues porque es una combinación de esas deliciosas que se te pueden ocurrir, o no, y si la reseño, pues ya está. Incluso el adorno de arandelas de puerro crudo es un puntazo de frescor vegetal.
No tiene justificación de ningún tipo, porque la polenta es de las regiones septentrionales del país, donde no se consumen ni ajos ni mariscos (hoy día se come de todo en todas partes, pero me refiero a la tradición), solo mantequilla, quesos y trufas, mientras que, en el sur, lo que no hay es polenta (con esos insuperables trigos duros, quién va a plantar maíz).

Elaboración 
En una sartén con AOVE, ponemos a pochar los ajitos cortados en láminas y unas rodajas de guindilla picante. Este truco hace que el sabor de los ajos impregne en aceite sin tostarse.
Para la polenta les remito a la página Polenta concia o taragna, pero bueno, es tan simple, que lo repito. Ponemos a hervir tres tazones de caldo de carne con una buena nuez de mantequilla. Debe estar alegre de pimienta y sal. Cuando empiece a hervir, añadimos un tazón de polenta “instant” procurando espolvorearla por todo el caldo para que no haga bola. Se remueve con unas varillas mientras se mantiene al fuego y veremos cómo va espesando a ojos vista. Y ya está hecha, basta con volcarla sobre una plancha haciendo un tapiz grueso. Yo pongo un papel film sobre la tabla y la extiendo a enfriar ahí. Se puede guardar en la nevera y, al momento de servir, se pasa por la sartén. Es importante saber que, una vez fría, ya no se puede moldear porque se desbarata.
Pelamos las gambas y las ponemos con los ajitos, se lleva al fuego y, según se pongan rojas, fuera, porque es bueno que queden ligeramente crudas en el interior.
Después de cortar la polenta con un molde y tostarla ligeramente a la plancha, ponemos las obleas en los platos y disponemos encima las gambas con los ajitos. Para terminar, adornamos unas arandelas de puerro crudo (la parte verde del tallo).

Maridaje
Sin duda lo más apetecible es un buen cava brut nature, a ser posible de Pinot Noir, como el Raimat Chardonnay y Pinot Noir, o mejor aún, el Huguet, mi preferido.
Si no somos cavistas, hay muchos blancos que le van bien, aunque yo me decantaría por un Chardonnay con crianza, como Jean Leon 3055 Chardonnay, Nekeas Chardonnay Cuvée Allier,Guerrilla Chardonnay, pero el premio gordo es para el Castillo de Monjardín Chardonnay reserva.