Pulpo frito
Teniendo en cuenta que el pulpo es un cefalópodo muy común en todo el Mediterráneo, no es difícil comprender que los andaluces lo preparasen en fritura, como sus famosos pescaítos, de hecho en Málaga son muy frecuentes, pero no he visto recetas que tengan en cuenta el calibre de los trozos, que es lo que propongo en esta receta.
También he visto que algunas páginas que pretenden cierta solvencia aconsejan hacerlo en crudo, es decir, trocearlo sin cocer, rebozarlo y freírlo, algo que reconozco que no he probado pero que me parece imposible, porque este peculiar animalito es lo más parecido a un neumático de automóvil sino se tiene la precaución de cocerlo previamente según la receta que describo a continuación.
Mi propuesta es cocer el pulpo según la receta del Pulpo a feira , aprovechar los trozos más hermosos para serlos según esa receta, y la parte distal de los tentáculos, o sea los rabillos, prepararlos en fritura.
La receta
Aunque sea repetir los consejos de la receta del Pulpo a feira , la forma de hacer comestible este animalito es la siguiente.
Dejamos descongelar lentamente la pieza (hoy se vende todo congelado y si lo capturamos nosotros, también debemos hacerlo porque es la mejor forma de ablandarlo, sin necesidad de darle aquellas crueles palizas que acostumbraban a darles las pulpeiras de antaño). Ponemos una olla lo más grande posible con abundante agua, un puñado de sal, una hoja de laurel y media cebolla, y la llevamos a ebullición tumultuosa (perdón por la pedantería, pero es que así queda más gráfico). Una vez hirviendo a lo bestia (es otra forma de decirlo), sumergimos el cefalópodo y lo sacamos a refrescar unos minutos, repetimos la operación tres veces y a continuación lo dejamos cocer durante una media hora. Conviene comprobar si está blandito.
Yo lo dejo enfriar el mismo agua porque así se conserva jugoso y caliente para servir sin más que el aliño, pero se puede sacar y dejar enfriar en un recipiente ad hoc.
Al momento de comer, cortamos los rabillos de cada tentáculo, o sea, ocho en total, los aromatizamos con un poco de comino en polvo y los pasamos por la harina, que en caso de haber algún celiaco, será únicamente de garbanzos.
Calentamos abundante aceite y sumergimos las piezas rebozadas hasta que ofrezcan un aspecto crujiente. Si no queremos desperdiciar demasiado aceite, podemos usar una sartén honda y pequeña y freírlo en dos tandas.
En la foto se ve que lo adorné con unas virutas de puerro crudo, En realidad eras una monería, pero resultó deliciosamente refrescante y apropiado, de modo que lo aconsejo vivamente, del mismo modo que el limón que no debe faltar en ninguna fritura.