Albóndigas de brócoli
Me gusta mucho más su nombre original “Polpette di broccoli siciliani”, incluso pensé llamarlo Falafels de brécol, porque para mí una albóndiga es una albóndiga, o sea, como las que hacía mi madre, mientras que estas vegetales me suenan a cuento vegano, pero bueno, como los buscadores marcan las pautas, pues albóndiga que te crió.
Decía que me gustaba el nombre de “Polpette di broccoli siciliani” y era por dos razones, una es por el simple hecho de que me gusta llamar a los platos por su nombre, y como este se llama así, pues me molesta rebautizarlo, pero hay otra muy curiosa y es el carácter catalán del plato, verduras con piñones y pasas, sin duda un recuerdo de los siglos en que las dos Sicilias pertenecieron a la corona de Aragón y luego a España, o sea, también a Cataluña, que era la región con más personalidad del reino.
Mi chica, que es de Mieres de toda la vida (del valle de Cuna, que cantara Víctor Manuel, frente a la ermita de los Mártires para más señas), tuvo siempre la mente abierta, así que, tras estudiar en Salamanca, se fue a vivir a Levante, y allí se enamoró de la cultura mediterránea, de ahí que este verano en que estoy manco, todas las recetas que publicamos tengan este marcado acento meridional.
Además es muy sano alimentarse con estos productos, sano y rico, porque mi invalidez me ha proporcionado un verano gastronómico de lo más variado.
La receta
Limpiar el brócoli de las partes más duras, lavarlo bien y cocerlo al vapor hasta que esté tierno.
Pelar la patata y cocerla igualmente al vapor.
Una vez cocido, mezclamos la patata y el brócoli y, con la ayuda de un tenedor, vamos triturando y mezclando ambos hasta que formen una masa única.
A continuación añadiremos a la masa las uvas pasas, los piñones (previamente pasados por la sartén) y el queso, y mezclamos hasta formar una masa bien uniforme.
Vamos formando nuestras pequeñas albóndigas con la mano y las pasamos por pan rallado (especial sin gluten).
Se pueden freír o hacer en el horno, en ese caso, precalentamos el horno a 200 grados y colocamos nuestras albóndigas en una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Introducimos la bandeja en el horno y horneamos durante unos 20 minutos, o hasta que nuestras albóndigas vayan tomando color dorado.
Un vino para cada plato
El brócoli tiene bastante azufre (isotiocianato), de ahí el mal olor que desprende durante su cocción, un serio contrincante para los vinos tintos, sobre todo si tienen crianza, porque los deja planos, incluso distorsiona sus sabores, de todas formas este plato, al llevar queso y pasas (las substancias dulces los neutralizan), pues los hacen posibles. No obstante a mí me gustan más los blancos, quizá porque tenga grabado el recuerdo de estos platos en Grecia y siempre acompañados por aquellos vinitos (no los retsina, que son como morder un pino). Probamos un Lagar de Cervera y comprobamos que cada día está más ajustado a los perfiles que esperamos encontrar en los modernos albariños, tanto que animó la comida, porque si bien la ensaladita de tomate con que acompañamos los polpette le dieron gracia, quizá le faltó una salsa tipo Tzatziki (Salsa de yogur y pepino) .