Sindicación de contenidos
Boletín electrónico
Contacto
Mapa web
Logo de FacebookLogo de Google +Logotipo Twitter
 
boton pinteres
Imprime ContenidoEnviar a un Amigo
 

${estadoCorreo}

 

Viaje por los vinos de España

 
Publicado en el catalogo de navidad de la Tienda de vinos Coalla, año 2001.

Dos lineas de aperitivo.

Decía el gran Curnonsky que no eran los vinos ni los manjares quienes debían viajar hasta las grandes ciudades, si no los buenos gourmets quienes debíamos hacerlo hasta donde se elaboraban los mejores productos para así percibirlos en toda su magnificencia y de ahí surgió esta idea de la que vamos a contar algunos pormenores. Fue un viaje por los vinos que vende el amigo Coalla en Asturias y así sucedió.

  • Como no podía ser menos, iniciamos el periplo por la vecina comunidad gallega, la gran renacida y, siendo la uva Albariño el motor de esta macromovida, pues era visita obligada a su corazón, El Rosal, la subzona de mas prestigio de la D.O. Rías Baixas y, dentro de la región, pues visitamos la bodega con mayor extensión de viñedos propios, Terras Gauda, ya un lider gracias a sus nuevas y deslumbrantes instalaciones.

Tan cerca de Portugal no pudimos resistir la tentación de bajar hasta Oporto para conocer por dentro esa nueva corriente de bodegas que quieren recuperar sus joyas del injusto ostracismo a que fueron últimamente condenadas por las nuevas modas del gran consumo. Empezamos por Taylor’s, uno de los grandes y allí, en la Quinta Varguellas, comprendimos la grandeza que encierran tras sí esos arcaicos esquistos.
Luego probamos los nuevos Vintages de Niedpoort, una de las marcas con mas tradición de la ciudad portuguesa. Se trata de una pequeña bodega del siglo XVI, que está siendo recuperada por los mas jóvenes de la familia y que ya apunta a su reflote mercantil.
Otra pequeña bodega, casi desconocida en España pero que está elaborando unos sorprendentes L.B.V., es Warre’s, unos vinos que se muestran con toda la frescura y potencia de los grandes vintages, pero con la ventaja de poder prescindir de toda la parafernalia de la vieja tradición, sobre todo de la crianza de diez o quince años que el consumidor debe realizar en su domicilio.
Teniendo por delante tantos miles de kilómetros por recorrer, elegimos ir a dormir a un precioso hotelito que han abierto en el Ribeiro los de Viña Mein, sin duda el vino de mas calidad de la zona (para muchos casi de Galicia) y así nos despertamos desayunando entre viñas de Treixadura, Torrontés y Loureiro, un lujo al alcance de todos, pero con aires de baronía de Rotschild.
El paso por la Ribeira Sacra fue corto pero mágico, con unos paisajes que justifican el nombre de la región y la visita a Vía Romana, una bodega de capricho de cuyas entrañas están saliendo ya esos mencías con la calidad suficiente como para hablar de tintos gallegos capaces de codearse con el resto de los grandes de España.

  • Como era lógico pasamos a Castilla y la primera parada fue en Toro, esa D.O. donde están haciendose quizás los mas grandes tintos del momento. Visitamos la bodega de la que se dice dispone que de la mejor madera de España, Estancia Piedra, así llamada porque sus propietarios, que son escoceses, se apellidan Stone.

Un poco mas al sudeste, ya en Valladolid, quisimos comprobar si era cierto que en Cigales están apostando también por seguir los pasos de Toro haciendo grandes tintos y estuvimos en Lezcano, cuyo propietario es presidente del Consejo Regulador y a quién para sacarle una botella, casi tenemos que maniatarlo. ¡Qué agarrao!
Ya en el corazón de Castilla, en la Ribera del Duero, fuimos a dormir al hotel que bodegas Arzuaga ha preparado para los amiguetes y, entre vino y vino, Juan Carlos nos volvió locos contandonos sus mil nuevos proyectos de vinificación. La modelo y diseñadora Amaya Arzuaga, hija de los dueños, no dió señales de vida. Lástima porque le hubiera dado un toque de jet a este viaje.
Para desayunar nos acercamos a ver a D. Teofilo Reyes, ex enólogo de Pesquera, hoy establecido por cuenta propia y que no nos hizo ni puñetero caso porque estaba vendiendo no sé cuantos palés a unos japoneses, o sea, manteniendo la linea de trabajo e imagen desarrollada con su anterior jefe, Alejandro Fernandez.
Probamos fortuna en la Finca Villacreces, junto a la mítica Vega Sicilia y donde el genio Peter Sisseck, asesora en las faenas de vinificación. Que si quieres arroz Catalina. El sueco se hizo el tal y no nos sacaron ni un miserable platillo de jamón.
Como ya la mañana avanzaba y de Mariano, el ex enólogo de Vega Sicilia, y de sus hijos, tampoco esperábamos gazpachos, nos atacamos un bocata en un barín de Tudela de Duero y con sed, fuimos a Leda ver si por lo menos nos daban un traguito de esa joya que han hecho con uvas de Viñas Viejas. Nada, ni agua ¡Qué ruina!
En plena huida hacia el Sur, probamos suerte en Rueda, en Belondrade y Lurton, donde por fin dieron de beber al sediento y qué maravilla, sin duda uno de los mejores vinos blancos de España, por no decir el mejor y de uva Verdejo, la autóctona. Prometimos a monsieur Didier, el dueño, rezar un Padrenuestro en su nombre en cuanto llegásemos a la catedral de Murcia.

  • Cumplida la promesa de oración, nos dirigimos a Jumilla, un lugar maldito durante siglos por sus graneles y de donde están saliendo verdaderas exquisiteces. Empezamos por llamar a la puerta de Agapito Rico, un señor de cuyos vinos, los Carchelo, tanto y tan bien hemos hablado y con quién todavía no habíamos tenido ocasión de cruzar palabra. Hasta hoy, porque tampoco nos recibió.

Como el día prometía, decidimos probar suerte en Olivares, otra bodega que hace el mejor vino tinto dulce, en mi opinión, del mundo y con cuya propietaria tampoco habíamos nunca establecido contacto. Otro nuevo y rotundo éxito, por lo que fuimos a cenar al Rincón de Pepe para intentar probar el Alto de Hoya, el vino de mesa de esta bodega.

  • Tanto sufrimos en la meseta que, ante la tentación de tirar la toalla y volver a las verdes Asturias, al día siguiente cogimos un avión y nos fuimos a Mallorca. Queríamos probar los controvertidos Muscat y Chadonnay de Son Bordils. En la bodega nos recomendaron ir a probarlo al restaurante Tristán, muy bonito y con unas camareras guapísimas, pero, a pesar de no tocarlas un pelo, nos sacudieron cuarenta mil por barba, café aparte.
Tuvimos que volver a nado y la corriente nos desplazó hasta el Ampurdán. Llegamos cansadísimos, claro, pero afortunadamente Jordi Oliver nos recibió en su pequeño celler y nos reconfortó cuerpo y espíritu con unas buenas rebanadas de pan con tomate y aceite, salchichón y ese excelente tinto de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot, que nos llevó en sueños a lo mas profundo del bordelés Medoc.
  • De vuelta a la vida y dispuestos a darle gracias a Dios, pensamos que la mejor forma de hacerlo sería desayunandonos con unas copitas de cava, de modo nos acercamos hasta Torreilles de Foix donde José Masach, mas conocido en todo el Penedés como El Chino, nos abrió su bodega y nos regalamos a gusto con millones de burbujas, eso sí, rodeadas todas y cada una de ellas de su correspondiente abrigo de vino.

Animados por esa euforia que da el cava, pensamos que echar una canita al aire nos nos haría daño, así que, con algunas botellas bajo el brazo para el viaje, nos dirigimos a la ciudad de las Ramblas.
Hacía tiempo que le debíamos una visita al amigo Quim Vila, un comerciante que distribuye las marcas mas inaccesibles del Estado, como Los Paisajes (vinos de pequeños pagos, una experiencia realmente inolvidable si comparamos unos con otros), el intocable Pingus (el vino mas caro de España), el Clos Erasmus (un Priorato que solo se consigue en Nueva York), el champagne Salon (tan exclusivo que la mayoría de los mortales ni sabemos que existe) y una larga lista de marcas y bodegas que hacen de su tienda mas un museo de fantasías enológicas que un despacho de vinos en sí.
No quisimos enrollarnos porque sabemos que en ese mundo ningún bodeguero regala nada y así nos contentamos con un californiano que lleva en exclusiva y salimos de caza por Barcelona la nuit.
Animados por lo bien que se nos ponían las cosas en el país catalán, al amanecer y de doblete, salimos para Lleida. A media mañana nos plantamos en el Castell del Remei, en pleno corazón de Costers del Segre, y si ya nos habíamos repuesto del naufragio balear, aquí la familia Cusiné, entre su 1780, el Gotim Bru y otras novedades que van a dar mucho que hablar, ya nos dejaron como para pedir el visado de inmigración.
Con verdadero optimismo por las últimas visitas, arrancamos para el Priorato. «¿No pensará usted que nos van a dar a probar el L’Ermita?» me comentó mi inseparable Chin (los búfalos vietnamitas son excelentes compañeros de viaje y muy respetuosos) «Quién sabe, mi querido cornupeta, quién sabe, igual mas dificil será pillar una botella de Clos de L’Obac, pero si tenemos sed, siempre nos quedará la familia de Jordi Rotllan, que son buena gente y nos la aliviarán.»
Nada mas llegar a Falset, un comandante de caballería que pasaba por allí nos indicó que los bodegueros citados estaban agasajando a un grupo de gringos en el restaurante El Cairat y, claro, allí nos plantamos.
Asombrados por nuestro atuendo de Vaqueiro de Alzada, los tejanos aplaudieron y a los anfitriones no les quedó mas remedio que sentarnos a la mesa.
Allí gozamos de lo lindo y hasta Alvarito abrió uno de sus míticos magnums de L’Ermita. Chin lo degustó con fruición y de sus peludos hocicos, con ese hilillo de voz que caracteriza a los rumiantes orientales, me confesó: «Tenía usted razón, amo, no hay que perder la fé y, la verdad, este vino es una joya».

  • Antes de que pudiesen tomar represalias, salimos a galope camino de Navarra y no paramos hasta llegar al Castillo de Monjardín, en Villamayor, donde Victor del Villar, avisado de nuestra llegada por la Benemérita, nos esperaba con uno de sus maravillosos chardonnays fermentados en barrica. El pobre Chin estaba cansadísimo porque un servidor durante el viaje se había echado una siestecita sobre sus lomos y claro, trotar con sobrepeso cansa mas.
  • Ya con mas calma y sabiendo lo que nos quedaba por delante, nada menos que La Rioja, o mejor dicho las riojas, porque en aquel valle cada pueblo es soberano, nos llegamos a su capital, Logroño y nada mas llegar a la catedral, nos salió al paso Chelo Palacios blandiendo un rodillo de cocina. «Seguro que Alvarito se ha chivado de lo de Falset» murmuró Chin.

Afortunadamente en la otra mano Chelo llevaba una botella de su divino Placet y todo quedó en un cariñoso rapapolvos.
A poco mas de diez kilómetros de la capital y regado por el río Iregua, se encuentra la villa de Albelda, donde se hace un vino contradictorio llamado 200 Monjes.
Queríamos comprobar in situ el desarrollo de esta bodega y nada mas picar a sus puertas nos apareció una deslumbrante princesa: «Buenas tardes, me llamo Carmen y soy la nueva directora comercial». A partir de aquella visión ya no dudamos de esta marca va a subir como la espuma.
Apenas repuestos de la impresión, íbamos remontando el Ebro cuando en el puente de Baños nos cruzamos con Telmo Rodriguez que venía de San Vicente de la Sonsierra, donde buscaba cerrar un trato para comprar uvas de Tempranillo peludo de cien años. Enfrascado en sus nuevos vinos y en buscar viñedos raros, apenas nos reconoció, nos dió cinco duros de limosna y siguió su camino mascullando por el móvil no sé qué de unos majuelos que tenía apalabrados en Burgos y por los que le habían dado el cambiazo.
Camino de Samaniego paramos en Briones para ver como iban las obras del palacio donde se ubicará próximamente la bodega Allende. ¿Se acabará alguna vez? Seguimos en la incertidumbre, pero como es costumbre, Mercedes, la hermana de Miguel Angel de Gregorio, nos cerró la boca con uno de sus soberbios Aurus y nosotros, corruptos hasta el alma, aceptamos gustosos el soborno por el que compraba nuestro silencio periodístico.
Antes de retirarnos al Palacio de Samaniego, por cierto en lamentable decadencia a pesar de lo que prometía, entramos a husmear lo que se cocía en Ostatu, porque nos habían llegado rumores de que había franceses por los viñedos de la familia Saenz de Samaniego. Ya era tarde y Gonzalo, siempre buen anfitrión, quiso sacar un poco de su temible chorizo. No le dejamos, craso error del que nos arrepentimos a las tres de la mañana, y nos despedimos probando su 2.001. Una bomba.

  • Sin apenas tiempo para desayunar, Ramón Coalla nos llamó a capítulo: «Está aquí Luis Aguilar, venid pitando.» ¡Qué drama! No se pueden ustedes imaginar lo que es ir de Rioja a Asturias en avión y encima con un rumiante a cuestas.

Cuando llegamos a Casa Gerardo, Luis iba ya por su sexto plato de fabada y eso que se había desayunado con dos docenas de oricios en Candás. «Me encanta Asturias», fue lo último que dijo y se desmayó, con lo que pudimos aprovechar para bebernos todos esos deliciosos vinos australianos que distribuye. Ya borrachos y reponiendo fuerzas con unas mariconadas de esas que hace Pedro para los amigos, le entramos por lo duro a los californianos de Robert Mondavi. En pleno sopor de la sobremesa oimos unos gorgoritos mas propios de estación de esquí que de Prendes. Nos miramos aterrados y dijimos al unísono «¡Atiza, Johana!». Y efectivamente era ella, cargada con sus eisswein austriacos.
Poco después llegó Cesar, con sus incomparables whiskys de malta de Gordon & MacPhaile, los rones caribeños Plantation, la gran revelación de la temporada y con una novedad que venía a presentar en primicia en Asturias y para toda España, los Calvados Coeur de Lyon, algo tan extraordinario que al final tuvo que suspenderse el acto porque allí mismo nos bebimos todas las muestras que traía.
Para aliviar las penas de la despedida y sobre todo para conseguir que nos fuésemos de una vez, Javier Zaeta sacó de su potente Audi unas botellitas de Bollinger, el champagne de la Casa Real Inglesa y del agente 007, cuando James Bond era el auténtico Sean Connery. El efecto fue el deseado, todos nos pusimos de lo mas contento y brindamos para que todos ustedes, y nosotros también de paso, despidamos con alegría este soso 2.001 y recibamos con optimismo y buenos deseos, un seguro prospero año nuevo y capicúa, 2.002.

Si le interesa leer más sobre alguno de los temas aquí tratados, pínche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. Y no se olvide de consultar nuestros vinos favoritos en Vinos y Bebidas.

Escrito por el