Vendimiar en Galicia

Me temo que en Galicia no tengamos ritos de vendimia como ocurre en tantas otras regiones de Europa, y que vayamos simple, humilde y llanamente, a recoger la cosecha que manda Dios para elaborar el vino que nos surta durante el resto del año pero lo que no puede hacer es mantener las malas costumbres y renunciar a las buenas nuevas.

Se quejaba Cunqueiro de la ausencia de folklore en las faenas de la vendimia gallega y yo creo que si se investigase algo sobre este tema casi seguro que encontraríamos algo ya que hasta el siglo VII no existía una cristianización profunda y sin embargo si existía ya cultura de vino, pero a lo que yo me refiero es las nuevas formas de elaboración y comercialización.

Desde hace algunos años en la región de Rías Baixas una serie de bodegas han apostado por la calidad y han demostrado que es mucho más rentable hacer las cosas bien que mal.

Implantación de viñas autóctonas y erradicación de las foráneas de gran producción y baja calidad, recolección cuidada en cajas de restringida capacidad y rápida manipulación para evitar la ruptura de los granos y su posterior oxidación lo que provoca la perdida de aromas primarios elegantes, prensados mínimos para evitar el aplastamiento de pepitas, tecnología avanzada de control de las fermentaciones por frío para mantener los aromas de mayor calidad, cuidada presentación y buena promoción de sus productos en los sectores y medios especializados, etc.

El resultado ha sido espectacularmente bien recibido no solo por el público gallego sino por los consumidores de toda España y catadores internacionales como lo demuestra el gran número de medallas de oro obtenidas en los más prestigiosos certámenes vinícolas de todo el mundo y el formidable aumento de exportaciones que se está produciendo cada año.

Desgraciadamente eso no ocurre en toda Galicia, otra D.O., Valdeorras, trabaja arduamente por adaptar los nuevos medios a una climatología adversa para buscar una personalidad y calidad en la linea de los éxitos logrados por los Albariños, Ribeiro, la tercera zona amparada por el INDO, sigue haciendo las mismas pícias que llevaron a que la imagen de los vinos gallegos fuesen de pésima calidad y hasta de dudosa salubridad.

Las luchas políticas continuas en el seno del propio consejo han llevado a un vacío de poder que permite que bodegas sin escrúpulos, dispuestas a cometer cualquier tipo de fraude para obtener beneficios como sea, lleven la misma contraetiqueta de calidad que otras como la cooperativa que trabajan y luchan por hacer auténticos vinos de calidad.

En otras zonas, como las de nuestra provincia, todavía ni se han cuestionado si algún día empezarán a pensar en dar un giro en el buen sentido y reconocer que los tiempos cambian y hay que contar con el marketing.

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