Valdeorras, 60 aniversario de una joven vieja.
Julio 2005
Hasta hace poco más de una década, ni los que vivíamos en Galicia,
sabíamos que había una uva autóctona de Valdeorras llamada Godello,
y esta semana se ha celebrado el 60 aniversario de la constitución de su
C.R.D.O. ¿Cómo es posible?
No me gusta citar mis propios escritos, pero consultando la hemeroteca, encontré esta referencia a propósito de la D.O. Valedoras en la sección Catavinos del suplemento de gastronomía de El Progreso de Lugo, año 1993: “A la vista de los formidables éxitos logrados por la D.O. Rías Baixas, esta otra gallega está luchando por colocarse dentro de un mercado que le va a ser favorable si siguen haciendo vinos de tanta calidad y con una personalidad tan marcada ya que en estos momentos, todos los aficionados a la enología gallega tienen sus ojos puestos en esta prometedora región. Además tienen a su lado la D.O. Ribeiro, un buen ejemplo para fijarse en todo lo que no deben hacer.”
Me hizo mucha gracia ver la antigua etiqueta del Viña Guitián, la “autóctona”, con prensa y todo, antes de que los consejos de Pepe Hidalgo y la revolucionaria nueva imagen, lanzasen este vino por los cinco continentes como uno de los mejores blancos de toda la historia de España. Me sentí como el excombatiente que cuenta batallitas al nieto mientras le muestra fotos vestido de miliciano o de maquis por los montes de Amieva.
Era el embrión, el nacimiento de una nueva D.O., los prolegómenos de unos vinos que iban a poner España patas arriba. Y ahora me entero de que esta D.O. tiene sesenta años, manda madre.
El 27 de julio de 1945 el Ministerio de Agricultura declaró protegido como denominación de origen el nombre geográfico de Valdeorras y constituyó su Consejo Regulador, convirtiendo Valdeorras en la segunda denominación de origen más antigua de Galicia, detrás de Ribeiro. Punto.
Hasta ahí la historia oficial. La real es que Ribeiro marcaba la pauta: Millones de litros de vino infame, miles de toneladas de uva Palomino cultivadas para granel, y bodegueros orensanos haciéndose de oro a costa de la salud de los desaprensivos consumidores que veían con gracia aquello del vino turbio en jarrita y taza de porcelana. Y Valdeorras, como quién dice, un satélite, un barrio periférico.
La historia de Valdeorras está empezando.
El maestro Proensa sigue con detalle cada paso: “De aquí van a salir cosas muy importantes. Esta zona puede llegar a ser una bomba”. Lo que no dijo, pero seguro que pensaba por dentro, es: “Cuando arranquen toda esa morralla de Palomino, todos los viñedos de la zona de huerta, planten solo Godello en las laderas pizarrosas orientadas a Sur y poden para no producir más de cinco toneladas por hectárea”, pero bueno, todo se andará.
Lo cierto es que la cata fue muy interesante y, aunque suene a tópico, una vez seleccionados los finalistas (en la primera etapa había algunos bodrios), las puntuaciones iban tan ajustadas, que tuve que repasar varias veces todas las muestras porque realmente dependía más de criterios propios que de calidades. Como dicen siempre los organizadores: “El Jurado lo tuvo muy difícil porque todos los concursantes eran muy buenos”.
Una de las virtudes que más aprecié fue la falta de aromas a Sauvigon Blanc, esa plaga que tanto vende y que está haciendo que huelan igual los vinos catalanes de uva Pansá, que los verdejos de Rueda o hasta algún Chardonnay del Somontano. Son blancos serios, secos (hubo uno golosito, pero aceptable), con aromas que hay que escudriñar para sacar todo lo que hay latente (les recomiendo que dejen reposar la copa durante unos minutos y huelan después, sin remover, para percibir los perfumes del vino cuando se oxida, es un espectáculo).
También hubo cata de Mecías, pero en esa uva necesitan profundizar más, sobre todo sacrificar más uva, arriesgar la cosecha para que madure bien, descartar todo lo que no esté óptimo y trabajar las maderas de calidad, y todo esto cuesta mucha pasta, sobre todo para un vino que no se cotiza, pero si no lo hacen así, nunca se cotizará.
Estos fueron los resultados del Concurso:
No me gusta citar mis propios escritos, pero consultando la hemeroteca, encontré esta referencia a propósito de la D.O. Valedoras en la sección Catavinos del suplemento de gastronomía de El Progreso de Lugo, año 1993: “A la vista de los formidables éxitos logrados por la D.O. Rías Baixas, esta otra gallega está luchando por colocarse dentro de un mercado que le va a ser favorable si siguen haciendo vinos de tanta calidad y con una personalidad tan marcada ya que en estos momentos, todos los aficionados a la enología gallega tienen sus ojos puestos en esta prometedora región. Además tienen a su lado la D.O. Ribeiro, un buen ejemplo para fijarse en todo lo que no deben hacer.”
Me hizo mucha gracia ver la antigua etiqueta del Viña Guitián, la “autóctona”, con prensa y todo, antes de que los consejos de Pepe Hidalgo y la revolucionaria nueva imagen, lanzasen este vino por los cinco continentes como uno de los mejores blancos de toda la historia de España. Me sentí como el excombatiente que cuenta batallitas al nieto mientras le muestra fotos vestido de miliciano o de maquis por los montes de Amieva.
Era el embrión, el nacimiento de una nueva D.O., los prolegómenos de unos vinos que iban a poner España patas arriba. Y ahora me entero de que esta D.O. tiene sesenta años, manda madre.
El 27 de julio de 1945 el Ministerio de Agricultura declaró protegido como denominación de origen el nombre geográfico de Valdeorras y constituyó su Consejo Regulador, convirtiendo Valdeorras en la segunda denominación de origen más antigua de Galicia, detrás de Ribeiro. Punto.
Hasta ahí la historia oficial. La real es que Ribeiro marcaba la pauta: Millones de litros de vino infame, miles de toneladas de uva Palomino cultivadas para granel, y bodegueros orensanos haciéndose de oro a costa de la salud de los desaprensivos consumidores que veían con gracia aquello del vino turbio en jarrita y taza de porcelana. Y Valdeorras, como quién dice, un satélite, un barrio periférico.
La historia de Valdeorras está empezando.
El maestro Proensa sigue con detalle cada paso: “De aquí van a salir cosas muy importantes. Esta zona puede llegar a ser una bomba”. Lo que no dijo, pero seguro que pensaba por dentro, es: “Cuando arranquen toda esa morralla de Palomino, todos los viñedos de la zona de huerta, planten solo Godello en las laderas pizarrosas orientadas a Sur y poden para no producir más de cinco toneladas por hectárea”, pero bueno, todo se andará.
Lo cierto es que la cata fue muy interesante y, aunque suene a tópico, una vez seleccionados los finalistas (en la primera etapa había algunos bodrios), las puntuaciones iban tan ajustadas, que tuve que repasar varias veces todas las muestras porque realmente dependía más de criterios propios que de calidades. Como dicen siempre los organizadores: “El Jurado lo tuvo muy difícil porque todos los concursantes eran muy buenos”.
Una de las virtudes que más aprecié fue la falta de aromas a Sauvigon Blanc, esa plaga que tanto vende y que está haciendo que huelan igual los vinos catalanes de uva Pansá, que los verdejos de Rueda o hasta algún Chardonnay del Somontano. Son blancos serios, secos (hubo uno golosito, pero aceptable), con aromas que hay que escudriñar para sacar todo lo que hay latente (les recomiendo que dejen reposar la copa durante unos minutos y huelan después, sin remover, para percibir los perfumes del vino cuando se oxida, es un espectáculo).
También hubo cata de Mecías, pero en esa uva necesitan profundizar más, sobre todo sacrificar más uva, arriesgar la cosecha para que madure bien, descartar todo lo que no esté óptimo y trabajar las maderas de calidad, y todo esto cuesta mucha pasta, sobre todo para un vino que no se cotiza, pero si no lo hacen así, nunca se cotizará.
Estos fueron los resultados del Concurso:
- Blancos:
- 1er Premio: Galgeira 2004 Germán Rodríguez Prada
- 2º Premio: A Coroa 2004 Adega A Coroa, S.A.T.
- 3er Premio: Joaquin Rebolledo 2004 Bodegas Joaquin Rebolledo, SC
- Tintos:
- 1er Premio: Pagos de Galir 2004 Virxe de Galir, S.A.T
- 2º Premio: Galiciano Noite 2004 Adegas Dia-Noite, S.L.
- 3er Premio: O Casal 2004 Adega O Casal, S.A.T.
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