Los vinos del Cantábrico
El vino en el camino de Santiago
Cuestiones religiosas aparte, El Camino de Santiago fue la columna vertebral sobre la que se estructuró lo que hoy conocemos como Europa y como tal eje cultural debe estar presente cada vez que queramos entender algunos enigmas de nuestra historia.
Si a esta premisa le añadimos que la gastronomía es la forma cultural mas pura que tiene la sociedad para plasmar su realidad histórica (la política siempre cuenta los hechos desde la perspectiva del ganador de la guerra y la pintura, música y literatura fueron, hasta el siglo XIX privativas de la corte y de la Iglesia, o como mucho, casi de refilón, mínimamente compartidas por los estamentos mas altos de la burguesía), nos encontramos con que el estudio de la Edad Media y sus consecuencias sobre las épocas posteriores, realizado mediante la gastronomía y El Camino de Santiago, son una verdadera radiografía de nuestro pasado que, desgraciada o al menos curiosamente, en muy poco coincide con aquellas asignaturas que nos impartían en el colegio.
Entrando ya de lleno en el mundo del vino, en España hubo una primera época enológica que fue lógicamente la romana (ya antes los fenicios plantaron viñas en la costa levantina, sobre todo en la zona de Tarragona, pero en cantidades limitadas prácticamente al autoconsumo).
Sin embargo y salvo pequeñas islas de viñedo destinadas al consumo de legiones allí establecidas, como sucedía en la región de El Bierzo, las grandes manchas de producción se centraban en la zona mediterránea, primero por razones climáticas (las regiones templadas y soleadas dan mayor producción de uva y mas dulce) y segundo por logística ya que de embarcar para Roma un vino elaborado cerca de la costa a hacerlo con uno del interior, pues el coste del transporte lo haría prohibitivo.
Luego vinieron los árabes que, lejos de prohibir el vino como algunos indocumentados cristianistas pretenden, potenciaron el cultivo de la vid, como el resto de la agricultura, hasta lograr posicionar nuestros caldos a la cabeza del mundo occidental, tal y como afirma el médico Hu-alb-avam en siglo XII. Sin embargo una vez mas las regiones del Cantábrico quedan fuera del reparto, bien por ser las zonas con menos influencia musulmana, bien por contar con una climatología menos favorable que el resto de la península.
Pero hete aquí con que, a lo largo del siglo XII, el incesante trafico de peregrinos, constructores, religiosos y mercaderes que circulaban por esa gigantesca autopista que unía el Finisterre español con el resto de occidente, generó tal riqueza y tanto consumo que ya no había que pensar en embarcar el vino para exportar a los grandes centros de consumo del Mare Nostrum, si no que los propios habitantes de esa peculiar franja ya eran un mercado de primer orden para la industria enológica.
El vino, muy vinculado a la resplandeciente nueva religión por incluirlo en los rituales de su culto (la Eucaristía), era por estas fechas, junto al tráfico de reliquias, uno de los principales recursos económicos de los monasterios y así, dentro las respectivas congregaciones, entre ellos se iban intercambiando tecnologías vitivinícolas.
Como anécdota podemos contar la fulgurante difusión del descubrimiento del aguardiente.
A un tal Arnau de Vilanova, alquimista y tan amigo de los científicos árabes como del vino cristiano, viendo como sus colegas destilaban esencias y medicamentos de plantas medicinales mediante un curiosos aparato llamado alambique, pesó que podría extraer del mismo modo el alma del vino, su esencia, su principio activo y así procedió.
Lo que salió por el tubito fue un agua limpia y blanca, que ardía al menor contacto con el fuego, y así la nombró aguardiente.
Para respetar el vocablo de sus colegas moros, castellanizó el producto que elaboraban los árabes, un colirio que aun hoy se usa y que llaman kul, o kohol, que con el prefijo al delante, se pronuncia al-kohol, o sea, alcohol.
Los curitas que probaron el invento lo metieron en el circuito del Camino de Santiago y en poco tiempo rara era la abadía que no tenía ya su propio alambique o alquitara.
Los franceses, que eran unos grandes bonvivants, lo probaron y como se pusieron como motos, lo rebautizaron como agua de vida (eau de vie), sacando variaciones, en función de la zona o del tipo de vino, como el Cognac, el Armagnac, Calvados, Marc de Champagne, etc.
Todos los paises implicados en El Camino sacaron rápidamente sus propios alcoholes, Grappa, Whisky, Vodka, Snaps, etc.
Con semejante potencial de comunicación no es de extrañar que hasta la ampelografía se enriqueciese a pasos agigantados y así, variedades de uva que hasta entonces se encontraban cerradas en una determinada región, salieron para aprovechar terrenos de sus mismas características.
No vamos a entrar en las discusiones de si fue la uva albariño la primitiva que el Cister llevó a las laderas del Rhin y Alsacia con el nombre de Riesling, o si fue viceversa, o si la Godello fue llevada del asturiano valle de Villaviciosa a la hoy llamada D.O. Valdeorras o al revés, lo que sí es cierto es que hay ciertas variedades idénticas en todo este vasto recorrido como por ejemplo la Cabernet Franc que en Euzkadi se llama Hondarrabi beltza y en El Bierzo y Galicia, Mencía, o la Hondarrabi zuri (la blanca del Txacolí) que en Bear y Jurançon se conoce como Courbu.
Creo que, a modo de pinceladas, estos cuatro datos sirven para entroncar los distintos vinos de la vertiente cantábrica entre sí, gracias a ese coloso milenario llamado Camino de Santiago, nacido a principios del siglo X (año 812) y que la Comunidad Europea reconoció como Primer Itinerario Cultural Europeo en 1991.
La filoxera, gracias a una desgracia
Hasta aquí hemos visto como El Cantábrico se subió al carro de la viticultura, pero el gran tirón, lo que hizo que nos convirtiésemos en verdadera potencia vinícola, sucedió gracias a una desgracia llamada Filoxera.
Para los profanos en la materia, la filoxera es un bichito muy cabrón que se come las raíces de las viñas.
Lo trajo a principios del siglo XIX el baron Rotchild desde América para hacer unas risas con sus colegas de Burdeos, pero cuando se quiso dar cuenta, había sembrado una plaga que devastaba los viñedos de toda Francia, causando uno de los desastres económicos mas crueles conocidos en el país vecino.
Si el caos de la industria vitícola gala fue verdadero drama, el dejar a Francia sin vino, probablemente hubiera supuesto el suicidio colectivo mas colosal de la historia o una segunda revolución, así que los dirigentes gabachos se lanzaron como locos en busca del líquido púrpura allá donde fuese.
Lo mas cerca que encontraron fue La Rioja, y ni cortos ni perezosos construyeron un ferrocarril de Burdeos hasta Haro, enseñaron a los oriundos a cultivar vides y elaborar vino según sus gustos y así nació la mas importante región vitivinícola de España.
Con el tiempo la filoxera también cruzó los Pirineos (como eran tan altos los franceses los consideraron infranqueables) y España sufrió en sus carnes lo que los vecinos en las suyas, aunque ya se conocía la técnica de usar piés americanos (consiste en usar como portainjertos la viña americana, inmune o casi al ataque de la filoxera, y sobre cualquier variedad autóctona), de modo que la nueva explotación intensiva de vid ya no paró.
La sidra, otro vino
Es perfectamente defendible estudiar la sidra como un categoría dentro del mundo de los vinos ya que en realidad se trata uno mas al ser un producto resultante de la fermentación directa de los azucares y ácidos de una fruta, no como sucede con las cervezas que se obtienen de un grano previamente sometido al proceso de malteado mediante el cual se consigue que los almidones se conviertan en azucares y así poder lograr un cierto grado alcohólico.
No obstante es cierto que desde la antigüedad la palabra vino ha sido reservada para el producto obtenido a partir de la uva y sidra, para el resto de, digamos vinos. Dice la Biblia, hablando de como debía ser la educación de San Juan:"No beberá vino ni sidra y desde el seno de su madre será lleno del Espíritu Santo" (San Lucas 1, 15).
Explicaciones semánticas aclaradas, bien podemos decir que la sidra es el vino del Cantábrico ya que si bien la vid es planta mediterránea, des la mas remota antigüedad los manzanos están presentes en el arco Atlántico.
Se suponía que fueron los romanos quienes las trajeron, pero ya se sabe que todas las culturas celtas adoraban esta mágica fruta y hasta en las primitivas ciudades lacustres suizas, hay vestigios de que ya las cultivaban y comían hace miles de años.
Hoy se mantiene viva la tradición sidrera en la zona central de Asturias donde se consume natural, tal cual sale del tonel y previa una ceremonia de escanciado de donde sale un culín, que cada bebedor habrá de ingerir de un solo trago.
En ciudades como Gijón, Oviedo, Avilés, Mieres, Nava, Villaviciosa, etc., hay centenares de bares donde se bebe sidra, llamados popularmente chigres y que hasta tienen su propia gastronomía, generalmente en torno a los pescados y mariscos de la zona.
El país vasco también tiene sus sidrerías, las sagardoteguis, pero están mas por la función de asador que por el propio consumo de sidra. Aún así están recuperando a marchas forzadas la tradición sidrera y elaborando cada día productos de mejor calidad.
Cantabria también tuvo antaño su consumo, pero hoy día y a pesar del esfuerzo de algunos nostálgicos, apenas elabora cantidades reseñables.
Lo mismo sucede con Galicia donde existe un importante lagar, pero al haber tradición de beber sidra natural, pues apenas si se encuentra en la hostelería y mercado en general.
Las zonas vinícolas del Cantábrico (de Este a Oeste, o sea, siguiendo El Camino de Santiago).
País vasco
La tradición vinícola vasca se remonta a los orígenes de su propia historia, aunque como ya apuntamos, fue el Camino de Santiago el primer motor de esta industria (durante siglos era mas transitado el camino de la costa que el del interior, el mal llamado francés y que en realidad fue diseñado por Américo Picaud en el siglo XII para el Papa Calixto II, o sea para la curia romana, no para los peregrinos, como hoy se dice y practica).
Rioja Alavesa
Telf. C.R.D.O.: 941 500 400
Nº Has. de Viñedo: 12.056
Nº de Bodegas: 748
Producción año 2.000: 93.495.301 litros
Dentro de ese gran mosaico de subzonas y administraciones políticas que conforman la D.O. Rioja, la región alavesa se ha destacado en los últimos años por la calidad de sus productos (otras, como la Rioja Baja, siguen apostando por los grandes volumenes de producción sin dar tanta importancia a la calidad).
Hay que destacar una forma tradicional que hoy se ha puesto de moda en toda España, son los llamados vinos de cosechero o de fermentación carbónica, tintos que se consumen en el año, muy frescos y afrutados y que están ganando día a día el mercado nacional.
Como contrapunto están los grandes vinos de autor, productos que hasta pasan de clasificaciones administrativas tipo Reserva, Crianza, etcétera, porque van muy por encima de los controles de calidad del Consejo Regulador, siendo los que copan las primeras plazas de las guías especializadas.
Chacolí de Guetaria
Telf. C.R.D.O.: 943 140 383
Nº Has. de Viñedo: 147
Nº de Bodegas: 17
Producción año 2.000: 1.300.000.-
Poco a poco el chacolí se está pareciendo al resto de los vinos blancos de moda, el mercado manda, pero antaño eran, debido a su baja graduación (el Cantábrico cuenta con poco sol y las uvas autóctonas apenas alcanzan los 10º/11º y eso ahora que se combaten agresiones como el mildiu y la botritis, porque an tes había que recolectar a 7º/8º), casi como una bebida intermedia entre el vino y la sidra, porque, además, la uva Hondarrabi zuri (son casi monovarietales de esta uva), tiene un marcado aroma a manzana y al conservar un punto marcado de carbónico (aguja) pues recuerda mucho a la otra bebida también típica en esta región.
Chacolí de Vizcaya
Telf. C.R.D.O.: 944 556 245
Nº Has. de Viñedo: 170
Nº de Bodegas: 68
Producción año 2000: 480.000 litros
Las mayores diferencias que hay entre el Chacolí de Guetaria y el vizcaíno es que en esta provincia se elabora también algo de tinto, en el blanco se metía algo de uva tinta (aporta algo de tono piel de cebolla y sobre todo carbónico, una aguja mas marcada) y había un tercer tipo de vino, el Ojo de gallo.
Por lo demás también son vinos para beber el fresco, muy jóvenes y, a pesar de que ya tienen un precio respetable, sin grandes pretensiones, casi mas bien para comer informalmente uno pescado a la parrilla, de hecho, hasta hace un siglo, se elaboraba chacolí por todo el País vasco, Navarra y parte de Burgos, pero como Bilbao, el gran consumidor, se decantó por los grandes tintos de Rioja, este tipo de vinos se vino abajo hasta su casi total extinción.
Cantabria
Junto con Asturias, Cantábria es la provincia, hoy comunidad autónoma, que menos uva produce del Estado y de hecho la única que no elabora vino, ya que la escasa vendimia que se realiza en el valle de Liébana se dedica en exclusiva a la destilación de aguardientes de orujo, es decir, que los mostos fermentan junto a los hollejos y, sin separar el vino, todo va a las alquitaras para la obtención del aguardiente.
Hay algunos vestigios de tradición vinícola, pero muy restringidos ya que la pertenencia de esta región al vecino reino de Castilla, hacía innecesaria esta industria que mas al sur era excedentaria.
Sus costumbres de consumo no ofrecen peculiaridades salvo la del chiquiteo, contaminación cultural del vecino país vasco, en el que se acostumbraba a tomar vinos encabezados, tipo amontillados, que llegaban de la zona de Rueda.
Asturias
La primera esquilmación de viñas que se produjo en Asturias fue a raíz de la demanda de sidras para Inglaterra y Normandía a finales del siglo XVIII, lo que motivó el cambio masivo de cultivo de vides a pomares, sobre todo en los valle de Villaviciosa y Candamo. El propio Melchor Gaspar de Jovellanos, en su «Informe en el expediente de la ley agraria» de 1795, lanza una frase lapidaria contra la sidra que demuestra su preocupación por el arranque de vides: «La mejor de las sidra no llegará nunca a la calidad del peor de los vinos».
A partir de ahí la producción de vinos queda casi restringida únicamente a la zona de Cangas de Narcea, Tineo, e Ibias, pero con bodegas familiares que solo abastecían el autoconsumo local y que poco a poco fueron siendo abandonadas.
En los últimos años hay un renacer de esta agricultura pero los resultados son de escasa calidad y en ningún caso apuntando a un repunte brillante y personal como pudiese suceder en localidades vecinas como Bierzo o Valdeorras.
Galicia
Partiendo de la base de que esta región era el fin del Camino de Santiago, es lógico entender que sea la comunidad con mayor tradición vitivinícola de todas las cantábricas.
Pero para comprender lo que sucede en Galicia hay que explicar lo que sucedió durante la posguerra. Franco, ante un país devastado, aislado y muerto de hambre, diseñó una política agraria absolutamente militar, es decir, ante todo producción para abastecer la intendencia. Esto llevó al arrancamiento de los viñedos autóctonos que, si bien daban vinos gloriosos, perfumados, con personalidad, estructura y variedad, a cambio sus producciones eran escasas, de baja graduación y por tanto dificiles de transportar. En su lugar se plantaron cepas de Palomino (Jerez) y Garnacha (Alicante), incluso a partir de los 50 los deleznables híbridos, variedades que, al ser de zonas secas y encontrarse con abundancia de agua, daban producciones elevadísimas, de pésima calidad, pero que corregidas a golpe de chaptalización y azufre, inundaban el mercado nacional a través de los miles de marisquerías, pulperías y otros establecimientos hosteleros de origen gallego repartidos por la geografía nacional.
No fue hasta finales de los años ochenta en que algunos bodegueros apostaron por la recuperación de la uva albariño y su vinificación con nuevas técnicas para lograr vinos de gran calidad. En 1988 se crea el consejo regulador Rías Baíxas (ojo, Albariño es una uva y consecuentemente el vino monovarietal elaborado exclusivamente con ella, no una región ni una
Denominación de origen) y a partir de su incontenible éxito, otras zonas empiezan a seguir su iniciativa, como es el caso de Valdeorras con la uva Godello, Ribeiro con la Treixadura o Ribeira Sacra con la Mencía.
Hay vinos que se han perdido definitivamente, como los Tostadillos, pero Galicia está recuperando sus antiguos sabores y ya está entre las regiones con mejor imagen vinícola del Estado.
Monterrei
Telf. C.R.D.O.: 988 590 007
Nº Has. de Viñedo: 580
Nº de Bodegas: 9
Producción año 2.000: 500.000 litros
La llegada del diseñador Roberto Verino ha despertado cierto interés en la zona por hacer las cosas bien, pero son muchos años de apatía y de ganar dinero facil haciendo graneles de escasa calidad, por no decir pésima, que se vendían a otras regiones vecinas (obviamente nos referimos a Ribeiro).
Se habla de la recuperación de algunas variedades autóctonas como las Araúxa y Blanca de Monterrei, pero en realidad no son mas que clones adaptados de la Tinta fina y la Monstruosa, por lo que no se tiene que esperar demasiado de esta zona.
Rías Baíxas
Telf. C.R.D.O.: 986 854 850
Nº Has. de Viñedo: 2.292
Nº de Bodegas: 152
Producción año 2.000: 5.807.300 litros
Como ya apuntamos en la presentación de Galicia esta fue la región pionera en elaborar vinos de calidad a partir de cepas autóctonas, principalmente de la variedad Albariño.
Hoy día sus productos, de elevado precio, están reconocidos internacionalmente entre los mejores vinos blancos del mundo, ganando medallas de oro en los concursos de los cuatro continentes.
Actualmente se está progresando aún mas con vinos fermentados en barrica, con selección de viñas viejas, con fermentaciones a base exclusivamente de levaduras autóctonas, etcétera, o sea, lo mas de lo mas que se puede pedir a un blanco de alta gama.
Dentro de la D.O. hay que contar con cinco subzonas, a saber:
- Val do Ulla: la última reconocida. Es la mas septentrional, llegando a adentrarse en la provincia de A Coruña y que va a dedicarse a trabajar los tintos.
- Val do Salnés: la gran productora. Situada justo al sur de la anterior, es la mayor productora de uva Albariño y consecuentemente la que mas elabora.
- Soutomaior: la selecta. Incorporada al C.R.D.O. en el 96, se puede decir que es casi como un juguete, un valle situado al fondo de la ría de Vigo y donde se encuentran las cepas mas viejas con las que hacer los vinos mas especiales.
- O Rosal: mucha personalidad. Hasta durante el franquismo esta zona, separada de Portugal por el Miño, orientada a Sur, la mas meridional de Galicia y por tanto la mas calidad y soleada, mantuvo vinos de gran calidad y con un perfil marcado por las uvas Albariño, Loureiro, Treixadura y Caiño blanca.
- Condado do Tea: la menos marinera. Situada también en la margen derecha del Miño pero mucho mas hacia el interior que la anterior, casi en Orense, también mantuvo cierto caracter propio, lástima que las falsificaciones de vinos casi espumosos, desvirtuase su imagen real.
Ribeira Sacra
Telf. C.R.D.O.: 982 410 968
Nº Has. de Viñedo: 1.550
Nº de Bodegas: 71
Producción año 2.000: 3.331.420 kilos
Creada en 1.997 con mas criterios políticos que enológicos, la disgregación de zonas esparcidas a lo largo de casi cien kilómetros a ambas laderas de los ríos Miño y Sil, está llevando a una esquizofrenia de criterios que ya ha empezado a pasar factura a su posible imagen.
Hay cinco subzonas que rivalizan entre sí por marcar sus pautas de personalidad cuando aún apenas se ha conseguido hacer un solo vino realmente bueno que pueda compararse con otros de tipología similar.
No merece la pena definir estos perfiles porque realmente todos van detrás de hacer un tinto de Mencía que pueda competir con los cada vez mas afinados vecinos leoneses de El Bierzo. Simplemente apuntarlas:
- Chantada: la mas septentrional, con los viñedos en terrazas mas espectaculares por lo escarpado del valle.
- Ribeiras do Miño: Situada en la margen izquierda del Miño, vienen a ser la acera de enfrente de la subzona Chantada.
- Amandi: Fue un poco la primera y es la que mas produce. Esta situada en la margen derecha del Sil, al sur de Monforte de Lemos.
- Ribeiras del Sil-Ourense: Es la margen izquierda del Sil, otra vez lo de la acera de enfrente, esta vez de Amandi y su producción no es ni testimonial.
-
Quiroga: Casi en la vecina D.O. Valdeorras, se nota la preocupación por la uva Godello.
Ribeiro
Telf. C.R.D.O.: 988 477 200
Nº Has. de Viñedo: 3.000
Nº de Bodegas: 25
Producción año 2.000: 13.500.000.
Es la D.O. con peor imagen de Galicia ya que allí se produjeron grandes escándalos y fraudes que ensombrecen la gran labor que algunos bodegueros intentan hacer. Sigue sacando vinos de mala calidad a base uvas foráneas de gran producción, menos turbios que aquellos graneles que se vendían en tazas de loza en las pulperías de toda España, pero igual de malos.
No obstante hay tres o cuatro bodegas que están apostando por las uvas Treixadura y Torrontés, logrando vinos de excelente factura capaces ya de competir sin complejos con los grandes Albariños de Rías Baíxas y los no menos formidables Godellos de de Valdeorras.
Valdeorras
Telf. C.R.D.O.: 988 300 295
Nº Has. de Viñedo: 1.300
Nº de Bodegas: 32
Producción año 2.000: 7.000.000 Kg.
A punto de desaparecer de la faz de la tierra, la variedad Godello fue recuperada a mediados de los años setenta por el enólogo Antonio Caro y poco después, en el 78, en un concurso de vinos gallegos, se dijo que aquel vino era el mejor del país. A partir de ahí esta uva tomó carta de autoridad en la zona y hoy día con ella se elabora uno de los mejores vinos de España.
Curiosamente y a pesar de los éxitos obtenidos año tras año por las dos o tres bodegas que rivalizan en calidad y por tanto en medallas, en este privilegiado valle se siguen elaborando grandes cantidades de metralla que dañan gravemente su imagen como D.O. seria, o sea, mas próxima a la de Ribeiro que a la de Rías Baíxas.
León
Aunque no vea el mar (desde algunos picos de sus montañas septentrionales, sí que se vé), incluimos esta región en este libro porque, si bien participa plenamente de la dieta del Cantábrico, aun si cabe lo hace mas en los vinos del Camino de Santiago.
León es pieza clave en este mosaico multiconfesional y así sus vinos, a pesar de de tener raices romanas por los enclaves bercianos (se elaboraba vino para las legiones que allí estuvieron enclavadas durante las extracciones de oro de la zona de las Médulas), se sitúa mas en los perfiles cantabricos que mediterraneos ya que fue esta corriente la que marcó su personalidad actual.
Hay varias zonas vinícolas porque en esta provincia hay diferentes ecosistemas diferenciados: Maragatería, Ribera del Órbigo, Páramo, Montaña, Boñar, etc., pero solo cabe citar dos importantes, una, El Bierzo, con consejo regulador propio, y otra, la de Valdevimbre-Los Oteros, que empieza a despuntar con la uva Prieto Picudo (autoctona y casi exclusiva de la zona), tradicionalmente destinada a rosados (antes llamados claretes) pero que ahora empieza a vinificarse en tinto, con excelentes resultados a través de sus cepas viejas.
Todos en general son vinos de mucho cuerpo, alta graduación y, en los últimos años, gracias a la recuperación de viñedos viejos y tecnología punta, empiezan a salir vinos deslumbrantes que van a dar mucho que hablar.
Bierzo
Telf. C.R.D.O.: 987 549 408
Nº Has. de Viñedo: 3.853
Nº de Bodegas: 39
Producción año 2.000: 29.410.000 litros
Hay una notable convulsión en esta D.O. porque algunos de los mejores enólogos de España están haciendo pruebas con resultados sorprendentes. No obstante son las cooperativas las que siguen mandando y eso hace que su imagen general sea bastante batallera.
Hasta ahora se defendió un perfil distinto basado en la uva Mencía, lo que excluía a variedades foráneas como las sempiternas Cabernet Sauvignon y Merlot, pero a partir del 2.001 se pueden añadir ciertos porcentajes para mejora, lo que ya augura grandes vinos.
También deben vigilarse sus blancos de uva Godello porque se podrían dar excelentes productos, aunque por ahora las Palomino arrasen.
Las uvas del Cantábrico
Variedades blancas
Albariño (blanca): Importante variedad muy de moda en estos tiempos. Enclavada principalmente en Galicia y el norte de Portugal. Se dice que está emparentada con variedades del Rhin. Muy aromática y con gran personalidad. Es la principal variedad de la D. O. Rías Baixas.
Albillo (blanca): Fino varietal con poca presencia en el viñedo nacional. Empleada también como vino de mesa. Sus vinos fueron famosos en el siglo XIX. Se emplea sobre todo en la Ribera del Duero para dar ligereza a los tintos y en Ribeiro donde es uva admitida en la D.O..
Blanca de Monterrei: Se puede decir que hay cuatro cepas en la D.O. Monterrei y ni tan siquiera está definida su morfología.
Caiño. (blanca) Casi en extinción. Se cultiva y es autorizada en Ribeiro y Rías Baixas.
Doña blanca (ver Moza fresca)
Garnacha (blanca): De relativa extensión, es empleada para la elaboración de vinos dulces, sobre todo en el sureste de Francia. En nuestro país se desarrolla principalmente en el valle del Ebro.
Godello (blanca): Da vinos aromáticos y potentes, resistentes a la oxidación. Ultimamente tiene un gran impulso en la D.O. Valdeorras. De fertilidad alta, el racimo es pequeño-medio y con tonos verdosos aún madurados. Tiene gran calidad y poder aromático. Autóctona de Galicia, en los últimos años se está impulsando considerablemente su implatación, sobre todo en la D. O. Valdeorras. Considerada variedad principal en las DD. OO. Valdeorras.
Hondarrabi Zuri (blanca): Es la uva blanca del chacolí y se encuentra con mas abundantcia en Guetaria. Está emparentada con la francesa Courbu del Bearn y Jurançon.
Loureira (blanca): Su cultivo está centrado en el valle del Miño, especialmente en la subzona del Rosal. Es una variedad con bastante acidez y poco grado. Sus aromas recuerdan los del laurel.
Macabeo(blanca). También llamada Viura. Es la base de los cavas. Presente sobre todo en Badajoz, La Rioja Tarragona y Zaragoza. Considerada variedad principal en las denominaciones de origen Calatayud, Conca de Barberá, Costers del Segre, Navarra, Penedés, Rioja, Somontano, Tarragona y Terra Alta.
Malvasía (blanca): Cultivada en diversas partes del mundo, en España se ha extendido por zonas tan dispares como Canarias, Levante o La Rioja. Es muy aromática, virtud que cede a sus vinos, es empleada con frecuencia para la elaboración de vinos dulces.
Moza fresca: (uva blanca). También llamada Valenciana y Doña Blanca. Para algunos es la variedad Merseguera trasladada a la zona gallega de Valdeorras, donde es más abundante.
Palomino (blanca). Es un ejemplo perfecto de aclimatación a su medio ambiente, Jerez, donde da vinos que alcanzan la perfección. Fuera de estos lares produce vinos corrientes, sin caracter y que se usan para conseguir únicamente gran producción, como en Ribeiro. Su elevada productividad ha sido la causa ha sido la causa de que su cultivo se extienda por numerosas comarcas españolas, en especial las gallegas. Es abundante en Cádiz (68%) , Orense, Valladolid, Zamora y Huelva, Considerada variedad principal en las denominaciones de origen Jerez y Condado de Huelva. Llamada también Listán en Sanlúcar.
Torrontés (blanca): Variedad autóctona de Galicia. No está muy extendida a pesar de su buena calidad. Da racimos grandes y bayas medianas y sueltas. Sinónimos: Monastrell blanco, Aris, Torrantes y Turrontes. En Argentina existe una variedad del mismo nombre.
Treixadura (blanca): Noble variedad extendida por la D.O. Ribeiro principalmente, aunque tiene también bastante incidencia en los vinos de Rías Baixas. Es una uva muy aromática con buen equilibrio en boca, alcanza fácilmente los 12-13º alcohólicos.
Viura (blanca): Variedad cada vez más extendida por el territorio español, originaria de La Rioja, en donde da vinos aptos para una larga crianza. También es empleada, junto a la Xarel.lo y la Parellada, como base de los cavas del Penedés, en donde es llamada Macabeo.
Variedades tintas
Albarín: es una de las pocas vides autóctonas de Asturias. Tinta. Da vinos muy espesos y excesívamente ácidos, incluso ácres.
Brancellao (tinta) Uva gallega, autorizada en Rías Baixas, pero muy escasa, casi en peligro de extincion.
Caiño (tinta) Considerada como variedad principal de Ribeiro. Da vinos ásperos pero aromáticos. Quizás llegue a ser importante si se recupera y se vinifica correctamente.
Carrasquín: es la otra uva considerada por Comenge como autóctona de Asturias (estamos hablando de un estudio de después de la guerra, año 1942)
Espadeiro (tinta): Gallega. Muy escasa. Incluida en entre las variedades de la DO Rías Baixas.
Ferron (tinta): Gallega de Ribeiro. Muy escasa y sin presencia en vinos.
Garnacha (tinta):: Es la variedad tinta más extendida por todo el viñedo peninsular y abundante en Francia e Italia. De buena producción y resistente a las enfermedades. Da vinos con tendencia a la oxidación. De jóvenes son carnosos, frescos y muy aromáticos.
Garnacha tintorera (tinta): También llamada Alicante. Es la única variedad que tiene pulpa coloreada. Frecuente en Albacete, Alicante, Orense, y Pontevedra. Considerada variedad principal de la D. O. Almansa y reconocida por el C.R. de El Bierzo.
Graciano (tinta): De escasa presencia en el viñedo español, es una de las variedades que componen el "coupage" del vino tinto riojano y navarro. De escaso rendimiento pero que da lugar a vinos muy apreciados. Los vinos jóvenes de Graciano son muy tánicos, broncos y ásperos, pero experimentan una magnifica evolución durante la crianza en madera y botella. Por ello intervienen en los grandes reservas riojanos y navarros. La uva Graciano no es muy abundante por su escasa rentabilidad y con frecuencia aparece mezclada en una misma viña con otras uvas. Considerada variedad principal en la D. O. Navarra.
Grau ( tinta): Oriunda de Galicia, es muy escasa. Autorizada en la D. O. Valdeorras.
Hondarrabi Beltza (tinta): Es la variedad tinta del chcolí. Se encuentra mayoritariamente en Vizcaya y está emparentada con la Cabernet franc y consecuentemente con la Mencía gallega
Loureira tinta: desgraciadamente es tan escasa que apenas si se aprecia en algún vino, aunque es de gran calidad y aporta perfumes muy personales a los escasos tintos que se elaboran en Rías Baixas.
Mazuela o Cariñena (tinta): Variedad procedente de Aragón, de donde pasó a formar parte del viñedo riojano y navarro con el nombre de Mazuelo. Es importante en el Priorato y otras zonas del centro. En Francia es la variedad tinta más abundante.
Mencía (tinta): Autóctona de la provincia de León, se ha extendido por las áreas colindantes (Galicia, Santander). Presenta el color azul violáceo y la piel gruesa. A ciertos clones de esta variedad se les emparentan con la Cabernet Franc de Burdeos.
Merenzao (tinta). Autorizada en la D.O. Valdeorras, a pesar de que, como la mayor parte de las variedades gallegas, es muy poco frecuente.
Prieto Picudo (tinta): Casi limitada a la zona leonesa de Valdevimbre-Los Oteros, esta es una uva con grandes posibilidades como lo demuestran las nuevas creaciones de autor a base de cepas viejas. Se reconoce su racimo por ser muy apretado y con bayas en forma de piñón. Habitualmente se elaboraban claretes de granel, altos de graduación y muy perfumados.
Souson (tinta). Otra de las múltiples variedades autóctonas gallegas, también muy escasa. Contemplada en los reglamentos de las denominaciones de origen Rías Baixas y Ribeiro.
Tempranillo (tinta): Variedad autóctona de La Rioja, en donde da vinos de gran finura y carácter. También se le llama
Escobera y Chinchillana en Badajoz, Cencibel en Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Tinto fino en Madrid, Tinta de Toro en Zamora, Tinto del País en Burgos, Soria y Valladolid, Tinto de Madrid en Toledo, Santander, Salamanca, Soria, Valladolid, Ull de Llebre en Barcelona, Vid de Aranda en Burgos. Abundante en Burgos, La Rioja, Álava, Cuenca y Ciudad Real. Considerada variedad principal en las denominaciones de origen Calatayud, Conca de Barberá, Costers del Segre, La Mancha, Penedés, Ribera del Duero , Rioja, Somontano, Utiel-Requena y Valdepeñas y en las denominaciones específicas Cigales y Vinos de Madrid.
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