Servicio de atención al cliente (SAC)

 De un tiempo a esta parte, como los españoles nos hemos vuelto más modernos y más americanos que el propio Google, todas las empresas se han subido al carrito de las siglas, FAQ, SAC, PUK, etc., una forma muy sofisticada de reducir los gastos de personal, porque es el ordenador quién se encarga de todo..., salvo que, casi siempre, esa pregunta o ese servicio, no lo soluciona el contestador automático, y ahí empieza el drama.

Hoy es miércoles 19 de agosto, hace un calor insoportable y llevo desde el viernes sin nevera. Cuando llamé al engendro ese del SAC, me respondió una voz femenina: “Bienvenidos a los servicios de Fagor electrodomésticos. Este servicio permanecerá cerrado por ser festivo. Eskerrik asko”.

¿Me puede alguien explicar qué coño pinta el “Eskerrik asko” en un SAC nacional?

 En fin, quizás la culpa sea mía por haber comprado un electrodoméstico destinado solo al consumo local de Euskadi, pero en todos los papeles de garantía, afirman que es una empresa de ámbito nacional y hasta creo que exportan, quizás consideren que Asturias es el extranjero, porque desde luego que no pertenecemos a Euskal Herria (crucemos los dedos, porque a este paso, como dicen que Don Pelayo nació en Bilbao, pues...).

El caso es que ayer, por fin me contestaron asegurándome que hoy vendría el servicio técnico para arreglar la neverita (por cierto, que me enteré que pone marca Fagor, pero es Daewoo, o sea, que Corea está al caer, porque hablan parecido, aunque se escribe diferente:억원을달성한대우일렉은이를발판삼아활발한해외시장공략으로재도약에나선다는방침이다 ).

Son las doce y media de la mañana. Sigo esperando. He llamado nueve veces al 902 10 50 10, y cuando no me dicen que vuelva a llamar dentro de quince minutos, me dejan comunicando hasta que me canse. Hasta que me canse, pero pagando, claro, porque las llamadas a esos numeritos 902, revierten el 50% a la empresa contratante.

No sé lo que ustedes pensarán, pero un servidor, cuando compra cualquier aparato, ya sea un electrodoméstico, un coche o un dinamómetro de gancho, lo primero que suele hacer es preguntar si cuenta o no con un buen servicio técnico, porque, en caso negativo, lo compraría por Internet a un mayorista chino que me lo vende por menos de un tercio.

Obviamente, tal y como se deduce de la respuesta antes citada, esta empresa debe estar más en el segundo supuesto que en el primero, pero yo, ingenuo de mí y engañado por el vendedor de la tienda, que me aseguró que Fagor era una empresa española y por tanto con el mejor servicio técnico posible, pues pensé que estaba en el primero.

La señora, o señorita, que aparece en la foto, según indica la web, se llama María Escabel y es la responsable del SAC de Fagor. No sé si existirá físicamente o si será la fachada de un sistema de respuestas, el del “Eskerrik asko”, pero, en el mejor de los casos, ha debido irse de vacaciones (la alternativa sería algo ofensiva de publicar).

- ¿Acaso no se coge usted también vacaciones? Me respondió airadamente el vendedor de la tienda Lalo Milar de Piedras Blancas, el que me vendió toda la cocina.

No respondí, porque ya había tomado mis decisiones: nunca más volveré a comprar nada en esa tienda, nunca más compraré nada de la marca Fagor, y ahora estoy escribiendo esto para todos ustedes sepan lo que ha pasado y se imaginen lo que puede sufrir un pobre cocinero, en pleno mes de agosto, sin nevera.
Llevo cinco días comiendo bocatas de mejillones, porque hasta anchoas necesitan fresco.
Hago la compra dos veces al día, una para la comida y otra para la cena. Lo justito, claro, porque si sobra algo de jamón de York, o de queso de Burgos, hay que tirarlo a la basura.

Estoy muy triste porque cada vez que tengo sed, tengo que bajar al bar de la esquina para tomarme una cerveza. Acabo de medir la temperatura del agua mineral y es de 28ºC, algo asqueroso.

Por lo comentarios que hago acerca del “Eskerrik asko”, calculo que saldrá algún cantamañanas aberzale (creo que por allí les llaman bertsolari), acusándome de xenófobo. Quiero aclarar, y aclaro, que eso es radicalmente falso, porque siento verdadero cariño por esa tierra. Incluso estoy de su parte en las reivindicaciones que exigen (no en las bombas, claro), porque me parece absurdo, grotesco y trasnochado, el resentimiento de nuestra Corona hacia ese pueblo, por el único hecho de que se pusieran del lado carlista en vez del isabelino en aquella atrocidad, llamada Guerra Carlista, que nos dejó el bastardo de Fernando VII (no es un insulto, porque era uno de los muchos hijos naturales que tuvo la Reina María Luisa con otros tantos oficiales de la Guardia de Corps, aunque Carlos IV lo admitiese como su sucesor por razones de Estado y porque España le importaba menos que una mierda). Si nuestro Rey Juan Carlos I hubiera pedido perdón por las atrocidades que cometió su bistatarabuelo, no solo a los vascos, si no a todos los españoles, hoy no existiría este conflicto, ni otros muchos.

No soy xenófobo y menos antivasquista, lo que pasa es que ya es la una y media, estoy encerrado en casa sin poder dar mi paseo terapéutico y no sé si el técnico va a venir a arreglar mi nevera. Hablando claro, solo odio a los vascos que me toman el pelo, me sacan la pasta y encima me tratan despóticamente. Eskerrik asko, Fagor.