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N’asturianu

 

Fernando González, negándose a declarar en español ante la jueza por su intento de atentado terrorista. No me digan que no sienten lástima del pobre chico, con la cara de listo que tiene.

Marzo 2009

Como esta web es leída en todas las provincias de España, además de en otros ciento treinta países, pues, antes de entrar en materia, me permitirán los señores asturianistas, que exponga un breve boceto de la situación actual y los antecedentes del asturianismo.

Hasta bien entrado el siglo XX, Asturias era como una isla situada a cientos de kilómetros del resto de España, ya que la cornisa Cantábrica actuaba de barrera infranqueable hacia la meseta, por lo que todo el comercio se hacía por vía marítima, incluso dentro de la propia comunidad, ya que resultaba mucho más rápido, cómodo y seguro, trasportar en barco equipos o provisiones desde Llanes a Luarca, que hacerlo por tierra, sorteando una orografía infernal por caminos de cabras.

De hecho, en los años ochenta, cuando me fui a vivir a Castropol, el viaje a Oviedo (en Porsche), duraba entre cuatro y cinco horas, dependiendo del número de carrocetas de madera y camiones de leche que circulasen, así que, de punta a punta, desde Vegadeo hasta Bustio, la broma podía durar el día entero. Pero es que, a principios de siglo, cuando el insigne D. Mario Rosso de Luna realizó ese recorrido, tardó ¡diez días! así que, en el siglo XIX y antes, el viajecito era como ir a Roma.

Termino esta primera fase con un dato: El primer acceso a la meseta fue el tren de Pajares, inaugurado oficialmente el 15 de agosto de 1884 por S.M. D.Alfonso XIII, pero que no empezó funcionar efectivamente hasta su electrificación en 1925, hasta entonces era un camino de herradura, como describe Jovellanos en su cuarta carta, al ser nombrado Ministro de Gracia y Justicia, en su viaje a la Corte, para subir Pajares, tuvo que hacerlo a pie, agarrado de la cola de una mula, que ventoseaba en su cara cada poco, ya que resultaba una temeridad intentarlo subido a sus lomos ¡En el siglo XIX! Y durante los meses de verano, claro, porque el resto del año estaba cubierto de nieve. 

Todo este discurso es para que, alguien que no conozca nuestro Principado, entienda que en Asturias, tierra de profundos y tortuosos valles, con apenas 10.000Km2, haya tantas diferencias culturales, desde los trajes regionales hasta el folklore, pasando por la gastronomía o el lenguaje, de modo que un llanisco tiene una jerga absolutamente incomprensible para un tapiego, y viceversa.

Hasta aquí, cultura, a partir de aquí, vandalismo, abusos, y desvergüenza 

Me dirán ustedes: “¿Se puede saber a cuento de qué viene este rollo en una página de gastronomía?” Pues sí, el motivo es que ayer vi la carta exterior de un restaurante, tachada con una pintada que decía “N’ast.”, o sea, que había escribirla en asturiano.

Cartel n'asturianuResulta que hay unos cuantos delincuentes, autodenominados asturianistas, que van tachando los carteles informativos de carreteras y otras señales, con ese ridículo mensaje, con lo que, si usted viene a nuestra hermosa tierra, en vez de encontrarse con la impecable y costosa señalética puesta por la administración y pagada con nuestros impuestos, como el cartel de “Oviedo” está tachado para aparecer como “Uvieu”, pues no sabrá por donde  debe tirar y saldrá echando pestes de Asturias.

Yo viví el derroche de millones que se gastaron en Galicia para implantar un gallego sintético que no entendía nadie (en la actual campaña, siguen amenazando con fundirse medio presupuesto en semejante sandez, cuando aún quedan pueblos sin electrificar, aldeas abandonadas por no tener accesos y una carencia absoluta de depuradoras de aguas residuales que contaminan las capas freáticas, envenenando ríos y fuentes). Han pasado más de veinte años y los gallegos siguen leyendo en castellano y hablando en lucense los de Lugo y en arosano los de Arousa. Eso sí, hay una academia de la llingua y miles y miles de funcionarios llevándoselo crudo con el cuento del galleguismo.

Y ahora llega a Asturias esa peste. Hasta pillaron a un imbécil intentando poner una bomba al grito de “Asturies nun ye españa” en la sede del PSOE de Infiesto (el listo de la foto). Hay que ver como cambia el cuento, porque antes siempre dijimos que Asturias era España, y el resto, territorio conquistado a los moros. Casi se abrasa vivo, el muy cretino, porque no sabía ni como encender la mecha. Lástima que no le dejasen volar por los aires.

En Asturias nunca hubo una lengua propia. Según los intelectuales asturianistas, a quienes sí respeto, existen numerosos escritos en una lengua romance, transcrita de la tradición oral, que el propio Jovellanos intentó recopilar creando una academia ("Con un cartón y un llápiz a mano, en casa, na cai, en paséu, en campu, podemos arriquecer tolos díes esta preciosa ayalga" decía mi admirado escritor), pero que, si comparamos los textos de Cayuela de Carrio (siglo VIII), Antón de Marirreguera (siglo XVII), y Bruno Cepeda (siglo XIX), vemos que no existe ni sintaxis, ni vocabulario, ni ortografía comunes.

En los valles del Eo y Navia, y sus correspondientes montes, se habla una especie de gallego, pero en el que los de Castropol no entienden a los de Ibias ni viceversa.

En la zona centro se habla castellano, con ciertos acentos que varían según los pueblos, y algunas evoluciones arcaicas, como dejar la “efe” en vez de evolucionar a “hache”, o hacer el femenino plural en “es” en vez de as”, mientras que en el Oriente, se habla un asturianín muy guapo, el más cantarín, donde se encuentran algunas raíces francesas e inglesas, propias del intenso comercio que se hizo durante siglos. Así, a las judías (habas), en Gijón se les llama “fabes”, y en Cangas de Onís, mi pueblo, decimos “jabes”. Este es el idioma (ya ni lo llaman bable, ahora es asturianu) que hay que implantar en las escuelas, carteles y documentos oficiales.

Pero ¡Ay!, es que están las cuencas, que son punto y aparte, porque la mayoría de los allí residen, son hijos de emigrantes, maketos, que dirían los vascos, y claro, esos son más asturianistas que Don Pelayo, aunque yo creo que a estos que pintan las fachadas, las señales de tráfico y las cartas de restaurantes, lo que más les gustan son las subvenciones, alcanzar alguna poltrona sobre la reposar el resto de su vida, a costa de los contribuyentes asturianos que tenemos que pagar esos carteles y su posterior limpieza.

¿Qué les parece el panorama de una región que necesita reconvertir toda su industria y salvar el agujero que dejaron veinte años de vivir de las subvenciones de la CE?

¿Es primordial inventarse una lengua inexistente, aún a costa de sacrificar millones de euros que se necesitan para crear un tejido comercial, industrial y de servicios?

Así yo grito: ¿N’asturianu? No, y menos en el nombre de los asturianos que contamos con muchas generaciones de esta tierra (yo desciendo del cuerno derecho de Fruela).

Post Data: Entiendo que habrá muchos intelectuales asturianistas que se sientan ofendidos por verse en el mismo saco de estos delincuentes pintaseñales y manchafachadas, pero no pienso pedirles disculpas, porque han de ser ellos quienes se segreguen de semejante grupo de indeseables. Entrando en Internet, todas las referencias que he encontrado vinculadas a "Asturianu" ¡TODAS! defienden ese movimiento independentista que tan pocos asturianos compartimos (hasta reivindican una república soviética de Asturias, con estrella comunista en nuestra bandera, a la izquierda de la cruz), así que, quizás, este artículo sirva para que los verdaderos asturianos, condenen y denuncien a quienes están manchando el buen nombre que Asturias tiene en España y el resto del mundo.

Escrito por el (actualizado: 02/10/2013)