Tapas, spanish Fast-food
Suele suceder que en este santo país sus ciudadanos consigan logros que trastornan a toda la Humanidad sin que apenas sus reyes o gobernantes les apoyen lo mas mínimo, de hecho estos suelen saltar a la gloria a través del reconocimiento internacional antes que en casa.
Sucedió con aventureros como Colón, que descubrió el continente mas rico de la Tierra, con científicos como Severo Ocha que ganó el premio Nobel, con artistas como Picasso que revolucionó el mundo de la pintura y ahora está pasando con los cocineros, que sin saberlo (también Colón murió sin saber que había descubierto un continente), están dando en la linea de flotación a los investigadores de toda Europa, sobre todo de la todopoderosa Francia.
¿De qué se trata? Pues de ganar la partida de la Fast-food (comida rápida).
Los primeros fueron los yanquees con sus burgers (aunque nos cueste reconocerlo, los américanos son los que mas saben de hostelería y turismo del mundo), un pelotazo que ha invadido el mundo entero creando monstruos como Coca-cola, MacDonald’s, Hellman’s (ketchup, mostaza, mahonesa, etcétera), y un montón de firmas mas, que facturan miles de millones de dolares cada año para las arcas gringas (cuando cayó la Unión Sovietica, hubo auténticos conflictos urbanos en Moscú por ir a probar las hamburguesas del primer MacDonald’s).
Luego los italianos, quizás mas los americolatinos, entraron a saco con sus pizzas y la industria agroalimentaria italiana mueve cifras que no se poden ustedes ni imaginar.
También se subieron al carro los mejicanos con sus Tex-mex (en realidad también se trata mas bien de tejanos que de mejicanos), y sus tortillas, chiles y salsa (Tabasco es un monstruo), están presentes en mas de medio mundo.
¿Y Francia? Pues no.
Llevan investigando, luchando, peleando, invirtiendo cifras colosales de dinero en dar su pelotazo de un concepto de Fast-food francés (el gobierno lo considera asunto de estado y financia cualquier proyecto que se presente) y no dan con él (todos los intentos de goffres, crêpes, croisanteries, etcétera, han quedado poco menos que en flor de un día, tímidas franquicias que casi se limitan a los centros comerciales de capital francés).
¿Y España? Pues mira por donde nos ha sonado la flauta con algo tan castizo como son las tapas.
Todas las revistas francesas, americanas, italianas, inglesas o alemanas (el resto de paises beben de esas fuentes) hablan del boom de las tapas españolas y París, Berlín o Nueva York, incluyen ya en su repertorio de comedores de Fast-food, las Tipical spanish taverns, que encima ya han dado con un buen nombre comercial internacional: Tapas (debe ser facil,de pronunciar en todas las lenguas y lo mas corto posible).
Francia sufre en silencio y reconoce públicamente en sus revistas especializadas el éxito español.
Puede ser un cañonazo para nuestros quesos, embutidos, aceites, vinos, conservas, etcétera, sin contar con el sector de servicios que no es nada desdeñable.
¿Y Asturias? ¿No nos podríamos subir al carro y meter la sidra, la fabada, el Cabrales y todo ese largo repertorio de delicias autóctonas, incluyendo las sidrerías como franquicias? (Fernando Martín ganó un premio con esa idea hace años pero no recibió mas apoyo para desarrollar el ambicioso proyecto)
Pues no, nuestra economía es tan boyante, que para qué invertir en generar mas riqueza.
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