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¡Qué bien lo venden!

Sopa de bogavante de El Corral del Indianu
 
Sopa de bogavante de El Corral del Indianu
Diario El Comercio año 1999.
 

La primera decepción fue ya la feria en sí, porque salvo los muchachos de la Mesa Interprofesional de la sidra, que repartían culinos a diestro y siniestro entre los asistentes, el resto de los stands no ofrecían otra cosa que no fuesen reuniones de vendedores aburridos, y azafatas que no sabían ni porqué estaban promocionando los aceites de un señor de Córdoba.

Luego vino la comida, que ya se sabe que en ferias no es de lo más recomendable, pero ya que se trataba de un encuentro internacional de productos gastronómicos, pues bien podían haber cuidado algo más el rancho.

Hasta ahí mal, claro, porque meterse un viaje de cinco horas para no ver nada mas que folletos publicitarios, pues quema, pero es que a partir de ahí fue peor.

Para empezar en todo Logroño no fui capaz de encontrar un solo libro interesante sobre el vino, ni un sacacorchos de doble palanca que le había prometido a un amigo de Valladolid (me recorrí las ocho tiendas especializadas, supuestamente, de la capital, y lo único que pillé fue un trancazo que aún me dura).

Pero es que cuando quise probar esas supuestamente maravillas de la huerta riojana, me encontré con la mayor decepción imaginable.

¡Vaya ruina de oferta gastronómica!

Durante los días que anduve por allí solo encontré un restaurante reseñable, el hostal Toni (y solo por su buena cocina, porque el comedor era de menús y banquetes), y para eso tuve que irme hasta San Vicente de la Sonsierra, donde, eso sí, disfruté como un ganso degustando esas maravillas de la nueva enología riojana que son el Sierra Cantabria Colección Privada, y el San Vicente de las cosechas 94 y 96 (y un primeur del 98, aún en barrica, claro, que promete ser otra añada de despatarrar para el San Vicente).

Y para mas frustración, las únicas alcachofas que comí realmente buenas (por supuesto en el Toni), no alcanzaban ni de lejos unas con almejas crudas que probé en Casa Marcial en la Salgar (la verdad es que son una pasada insuperable), ni a las rellenas de Hígado de pato y champiñones, de La Corrada del Obispo en Oviedo, que precísamente reseño hoy en la tercera página.

¿Es posible que en toda la provincia de La Rioja, incluyendo su capital Logroño, solo haya un restaurante, el Echaurren de Ezcaray, que realmente se pueda describir con alabanzas, y otro, el Toni de San Vicente de la Sonsierra, de cuya cocina se puede hablar bien, y que esta región tenga proyección nacional como paradigma de la buena cocina?

Y mientras tanto en Asturias, donde sin pestañear puedo nombrarles una docena de establecimientos que superan con la gorra cualquiera de esos dos citados, aún estamos preguntándonos si tenemos calidad para salir al exterior.

Alucinante.

Y yo pregunto: ¿no sería a lo mejor rentable para el Principado, contratar algunos de los consejeros del gobierno riojano, para que en la proxima legislatura, promocionase Asturias a través de sus cocinas, y de sus productos gastronómicos?

Porque si con lo que tienen han conseguido la mayor renta per capita del país, si se hicieran cargo del gobierno asturiano, en un par de años Asturias parecería el Principado, pero de Monaco. 

 Si le interesa leer más sobre este tema, pinche en el icono Buscador (ángulo superior derecho de su pantalla) y escriba la palabra objeto de estudio. También le recomendamos consultar el enlace a Escuelas de hostelería

Escrito por el (actualizado: 30/09/2014)